Pensando en
la sociedad, en los deportes como temas para comentar he caído en la
cuenta de que ¿por qué no hablar de la amistad?.
No sólo los jóvenes buscamos nuestro grupo de amigos, si
bien es cierto que es cuando más lo necesitamos pues queremos que de
nuestras andanzas sean testigos. Compartimos con ellos nuestros bienes
más preciados, entre ellos los secretos, y que esperamos que guarden por
esa amistad y respeto.
Buscamos a gente que piense de forma similar a la
nuestra, a gente que comparta los mismos gustos, pero como sabéis
debemos de tolerar sus manías, pues sino seríamos injustos.
Desde pequeños nos empujan a relacionarnos con niñas
y niños de más o menos nuestra edad y nosotros los admitimos sin pensar
en lo que tendrán. El paso de los años me ha dejado observar que muchas
veces nos arrimamos a la gente sin querer su amistad, sino por lo
material o por su popularidad sin fijarnos apenas en lo moral. Pienso
que de esto también tiene la culpa la sociedad, pues nos ha enseñado que
quien más tenga en esta vida, triunfará. Y hacen cumplir el dicho de
tanto tienes, tanto vales, y reflexionando sobre ello me
pregunto,…”¿esas afirmaciones serán reales?”.
Volviendo al tema inicial, señalar que
los amigos de verdad con los dedos de una mano se pueden contar. Esos
son los que te apoyan sin nada buscar y que siempre los encuentras sin
llamar cuando las cosas te van mal.
Un consejo deseo añadir y es que no
quiero dejar nada sin decir, por eso pienso que cuando siembres una
amistad la debes regar, podar y mimar. Si haces todo lo anterior con
paciencia, delicadeza y un poquito de pasión, recogerás sus frutos que
son comprensión, apoyo y calor. Entonces, filosofarás como acabo de
hacer y te darás cuenta de que en tu cara una sonrisa se pintó, pues has
llegado a la conclusión de que hiciste lo correcto y todo con ilusión,
empeño y amor.