LA EXPOSICIÓN LEGADOS:
SITUACIÓN DEL PATRIMONIO Y POSIBILIDADES DE TORO COMO CENTRO TURÍSTICO
Tomás del Bien
Sánchez
La exposición “Legados” fue el acto estrella de los actos de
conmemoración del V Centenario de la celebración de las Leyes y de
las Cortes de Toro. Llegó un año tarde, pero llegó, y supuso toda una
oportunidad que Toro y los toresanos nunca habíamos tenido que era
colocar a Toro en el lugar donde se merece en cuanto al patrimonio que
posee se merece. En principio dicha exposición tenía como finalidad
llegar a cabo una muestra que contribuyera a divulgar y valorar el
patrimonio toresano. El despliegue fue enorme y se adecuaron seis sedes
que albergaron más de quinientas piezas, todo ello con un periodo de
exposición de casi seis meses. En el verano de 2005, año anterior a
“Legados”, Toro recibe 35.000 visitantes y el año de la muestra ese
número asciende a casi 60.000 visitantes.
La primera parte estaba hecha: poner a la vista nuestro extenso y rico
patrimonio. Y comprobamos que es un reclamo importante para atraer
turistas a la ciudad. El turismo sube casi el doble y sin embargo parece
que se cierra la muestra y nuestro patrimonio desaparece. En el 2007
baja el número de visitantes a 45.000. Esto lleva a plantearnos una
serie de reflexiones: ¿por qué el turismo no sigue subiendo? o ¿son los
60000 visitantes que tuvo Legados los suficientes de acuerdo con la
importancia de la muestra? Como anécdota, ese mismo año, Las Edades del
Hombre de Ciudad Rodrigo contaba sus visitantes por cientos de miles,
¿era la diferencia entre las exposiciones tan abrumadora? Depende de
muchas cosas pero, ¿qué falló en Toro? En mi humilde opinión falló la
publicidad, la promoción y sobre todo la constancia, el saber que cuando
das pasos hacia adelante es con el afán de no retroceder. Toro perdió
una oportunidad clave para iniciar un nuevo camino y llegar a ser un
punto importante en el mapa turístico español y ser un exponente de
turismo cultural.
Hay que considerar el turismo y el patrimonio cultural como una
fuente inagotable de riqueza si se sabe gestionar con eficacia.
Se debe realizar un análisis de nuestro patrimonio y una
valoración con la finalidad de extraer una funcionalidad
turística que se reflejará en el desarrollo y enriquecimiento de
la ciudad. El turismo cultural se ha convertido en uno de los
principales factores de cambio de la sociedad, y dentro de éste
el patrimonio arquitectónico y urbanístico juega un papel
importantísimo. La nueva sociedad ha cambiado y el patrimonio
del que hablamos se enfrenta al reto de su configuración como
recurso turístico. En este proceso se mezclan una serie de
factores históricos, culturales, etc. Igualmente hay que ver en
esto una serie de tensiones propias de un centro histórico donde
deben convivir distintas necesidades para conciliar funciones
turísticas, residenciales, religiosas, comerciales,
administrativas y de ocio. Toro posee un valiosísimo patrimonio
arquitectónico y urbanístico con grandes posibilidades para ser
un importante recurso turístico. Pero, para llegar a esto, el
primer paso es admitir el valor de lo que tenemos y luego saber
que este patrimonio del que hablamos sólo es un recurso
turístico cuando esté bien ordenado, gestionado y mantenido.
Tener un cuantioso patrimonio no garantiza siempre convertirse
en un potente destino de turismo cultural.
Es necesario articular la cultura como recurso estratégico. Esta
acción de potenciar la cultura requiere desbordar el campo de la
protección del patrimonio y es necesario utilizar los
instrumentos a nuestro alcance como palancas para la promoción
socioeconómica y la configuración de nuevos productos
turísticos. El patrimonio debe ser un pilar fundamental en el
momento de diseñar una estrategia turística. Para ello hay que
lograr concienciar a la sociedad local e ilusionarla con
proyectos de futuro creando una nueva cultura del desarrollo
turístico. El reto está en saber respetar y valorar el pasado
sin dejar de mirar hacia el futuro. No se trata sólo de vender
patrimonio, se trata de valorizar recursos, tanto de cara a la
sociedad local como a la exterior. Esta promoción cultural debe
estar ligada a la productividad, a la creación de empleos, a la
innovación y como última finalidad a la generación de riquezas.
En el caso de Toro todo esto es
posible, pero tenemos varios problemas: el desinterés
generalizado de las instituciones públicas, la falta de
conciencia social y la falta de motivación por parte de las
empresas privadas para ver en el turismo una fuente de
desarrollo y de riqueza. Sin embargo, tenemos la materia prima:
un casco histórico valiosísimo, un conjunto de monumentos muy
cuantioso, un entorno natural con grandes posibilidades y unas
vías de comunicación suficientes para articular todo esto.
Sólo es necesario saber
compendiar todos estos elementos. Tratar como se merece al
patrimonio cultural repercute en el desarrollo local. Vivimos en
un entorno geográfico de gran valor patrimonial y se observa un
crecimiento del turismo de interior en zonas rurales y centros
históricos. Estos nuevos destinos podrán desarrollar actividades
económicas de valor añadido y de empleo si se saben poner en
valor la riqueza y la diversidad del patrimonio cultural. Por
otro lado, la afirmación de la cultura y de las condiciones de
vida refuerzan el orgullo y el sentimiento de pertenencia a un
territorio y a una sociedad, factor fundamental para garantizar
el compromiso social con la preservación del patrimonio y saber
valorizar turísticamente éste. En este asunto podemos citar
cinco campos de acción vinculados ala cultura: la promoción de
la identidad local, la valorización del patrimonio cultural, la
valorización de conocimientos especializados tradicionales, la
creación de infraestructuras culturales permanentes y la
animación y difusión cultural. Para ello es necesario la
renovación y rehabilitación del patrimonio. Para satisfacer
estos nuevos usos un sector avanzado es el de la hostelería,
donde por ejemplo la Red de Paradores Nacionales ha realizado un
gran trabajo hasta el punto de que un Parador puede llegar a ser
la parte más importante en la dinamización de la economía local.
Esta reutilización del patrimonio debería estar destinada a
albergar centros culturales, casas del patrimonio, museos,
parques temáticos, etc.
Para solventar esta situación es el centro histórico el que debe
articular el renacimiento cultural por ser el principal recurso.
El casco histórico nos acerca a la valorización del patrimonio.
Es necesario proteger el casco urbano con medidas que velen por
la conservación de los elementos de los que se compone el
patrimonio. Esto hay que realizarlo en armonía con las
necesidades funcionales del propio casco histórico. Para la
protección de estos conjuntos hay una serie de declaraciones
oficiales que sintetizamos en lo siguiente: reconocimiento de un
valor cultural extraordinario y sobresaliente cuya conservación
y tutela desborda el ámbito de la responsabilidad individual y
local situar el núcleo declarado dentro de una red,
propiciar una inserción más favorable en los circuitos y rutas
del turismo cultural, reforzar la imagen simbólico-cultural y
propiciar vías de acceso lo más rápidas posibles para la llegada
de ayudas europeas, estatales y regionales en el terreno de la
protección y rehabilitación. Frecuentemente se tiene la
desagradable sensación de que esto se queda en la mera teoría
pero no deja de ser fruto de los desarrollos urbanos mal
planificados. Se trata de crear ciudades sostenibles, y el logro
de éstas depende sin duda alguna de la sensatez de los
planificadores y de la habilidad de los gestores. Hay que
apostar con valentía para que un centro histórico sea una
realidad urbana viva y la parte fundamental de nuestras
ciudades.
Esto debe reflejarse en la dimensión múltiple del turismo y del
centro histórico como recurso de desarrollo y riqueza. Así, es
necesario pensar en el patrimonio cultural no como un bloqueo
del desarrollo sino como un aliado de las perspectivas
económicas y sociales. El olvido de los aspectos funcionales
ayuda a explicar los débiles resultados de algunas políticas de
recuperación urbana y también de estrategias turísticas. El
centro histórico debe ser el punto de encuentro del turismo pero
también el medio donde se desarrolle la población local. El
turismo está introduciendo importantes cambios a nivel
sociocultural y funcional en la vida de las ciudades históricas,
pero una visión sectorial y simplificadora puede llevar a
achacarle problemas como el vaciamiento residencial o la crisis
del comercio tradicional. Por lo tanto el futuro de los centros
históricos está estrechamente ligado con el logro de modelos
turísticos integrados en la economía y en la sociedad local,
respetuosos con el medio ambiente y con el patrimonio
arquitectónico y urbanístico. Así el turismo debe ser gestionado
con cautela y con preocupaciones de integración sociocultural y
funcional. El turismo cultural se está convirtiendo en un
protagonista fundamental de la vida y también de la recuperación
urbanística y arquitectónica.
Lo anteriormente señalado es necesario aplicarlo a la realidad
de la ciudad de Toro. Hay que reconocer el gran problema por el
que atraviesa Toro y su patrimonio. Toro no ocupa el lugar que
debería dentro de los mapas turísticos y es el momento de que
despegue. Hay que reconocer el estado del patrimonio de Toro que
en este momento y aunque suene duro es el siguiente:
inaccesible, desatendido, descontextualizado, sucio, cerrado,
mal indicado y mal aprovechado.
Para comenzar es necesario una
de las medidas reales para la protección del patrimonio, son los
denominados Bienes de Interés Cultural (BIC), de los que Toro
posee algunos, pero hay que indicar que no son los suficientes.
Toro necesita
urgentemente un Plan Específico de Turismo donde deberían
reflejarse todos los aspectos que he tratado más arriba. Por las
características de la ciudad, el turismo debería ser la
principal fuente de desarrollo, crecimiento y enriquecimiento de
la economía local y de su sociedad. Primeramente se debe
acondicionar el Patrimonio y todo lo que este conlleva. Sería
necesario en este punto actuar sobre las principales vías de
acceso a la ciudad, dotando a éstas de una unidad en su
pavimentación y evitando elementos disonantes o pavimentos
inadecuados (véase alquitrán). La ciudad debe ser una unidad
reconocible respecto a otros centros turísticos. Tras esto es
necesario limpiar, adecuar, hacer accesibles y sobre todo abrir
los monumentos que tenemos. El patrimonio cerrado ni se cuida ni
se desarrolla con las puertas cerradas. Para ello es necesaria
la contratación de personal, lo cual sería ya el primer
beneficio para la sociedad local, la creación de empleos. Serían
necesario convenios con las instituciones públicas y la empresa
privada para el mantenimiento del personal. Otro de los aspectos
importantes sería la limpieza, intentando sobre todo no colocar
contenedores junto a los edificios históricos o en todo caso
soterrarlos para evitar la mala imagen que hay actualmente.
Igualmente sería interesante dotar a los monumentos de
iluminación nocturna, medida que evitaría la facilidad de
algunos individuos de evacuar en los lugares oscuros de noche. Y
por último, como medida básica, estaría la señalización de los
principales ítems y la adecuación de las vías de comunicación
entre ellos.
Para todo ello es necesaria la responsabilidad institucional, la
motivación de la empresa privada para que participe en la
preservación del patrimonio y sobre todo la concienciación y
colaboración de la sociedad. A modo de conclusión me gustaría
enumerar una serie de propuestas concretas:
- Peatonalizar las calles del
centro histórico como Odreros, Caballerizas del
Conde, Comedias, etc.
- Adecuar los paseos del
Espolón, el Carmen y el Alcázar.
- Creación de un parking en la
plaza de San Agustín
- Reutilizar el Alcázar como
Edificio de funciones múltiples
- Crear rutas para visitantes
(históricas, patrimoniales, etnográficas y naturales)
- Solucionar la situación de
San Pedro del Olmo.
- Realizar publicaciones.
La más importante es evitar la
mala imagen que Toro está mostrando actualmente y que es posible
cambiar con la colaboración social y con la respuesta a la
desidia institucional.
Algunas de
las negativas imágenes del estado
actual del
patrimonio en la ciudad de Toro. En la foto
superior
contenedores junto a la torres de la Colegiata.
En la foto
de la derecha, la puerta oeste de San Lorenzo
el Real. En
la foto inferior graffitis en los muros del