Vº
CENTENARIO DE LAS LEYES DE TORO
LAS CORTES DE TORO DEL 1505
José Antonio Rodríguez Puertas
Siempre nos hemos hecho una pregunta los toresanos. ¿Por qué se
celebraron las Cortes en Toro en los primeros meses del año 1505, al mes
de morir la Reina? ¿Por qué el rey Fernando las convocó en Toro y no en
otro sitio como podía haber sido en Medina del Campo, Villa propiedad de
la Reina donde tenía su Palacio Real y tanto disfrutaba con su comercio
y ferias, luego lugar escogido para morir; o la Villa de Madrigal en la
que nació; o Arévalo testigo de su infancia y primera juventud, al lado
de su madre; o la Ciudad de Segovia donde se hizo proclamar Reina de
Castilla por su audacia y valentía? Hoy vamos conociendo poco a poco la
respuesta.
Jamás en la historia, un gobierno de los reyes de España contó con
tantas personas naturales de nuestra Ciudad o vinculadas a ella, como en
el tiempo del reinado de los RR. CC; fue nuestro siglo de oro en hombres
sabios, prudentes, valerosos y competentes que, hechos a imagen y
semejanza de los Reyes, tanto contribuirían con su moderna, justa y
sabia manera de gobernar, en la reunificación y engrandecimiento
espiritual, material y territorial de España.
Todo comenzó por el hijo de un letrado y consejero real de Juan II
llamado Rodrigo de Ulloa Herrera, doncel y después fiel servidor
de Enrique IV, que a su muerte galopa
desesperadamente a Segovia para comunicar a la Reina el fallecimiento de
su hermano, antes que la noticia se divulgue por todo el reino y, con
esta ventaja, Isabel, después de celebrar solemnes funerales por el Rey,
se proclamará Reina ante el asombro de toda Castilla. Con el tiempo y
por sus muchos méritos llegaría a ser general en los ejércitos de
Fernando y Contador Mayor de Castilla(1).
Éste, a su vez, indicaría después, estando en Salamanca los Reyes de
visita, quién podría ser un buen preceptor del príncipe Juan y
les presenta a su familiar Fray Diego de Deza que por entonces era
afamado catedrático de Vísperas de Teología en aquella Universidad; con
el tiempo llegaría a ser Arzobispo de Sevilla y uno de los hombres más
sabios de su tiempo y tan íntimo de los reyes que es uno de los testamentarios
de la Reina Isabel.
Antes de la batalla de Toro, también por D. Rodrigo, son presentados los
nobles caballeros Alonso de Fonseca, 3º Sr. de Coca y Alaejos, que tanto
se distinguiría en la batalla y toma de Toro, y a su hermano de padre,
Antonio de Fonseca y Ayala (también 4º Sr. de la Casa de Coca y Alaejos,
sucesor de su hermano) humilde capitán que luego llegaría a ser uno de
los mas esforzados generales de su ejército en Pamplona y soberbio
embajador ante Francia que se permite, en presencia del Rey francés
Carlos VIII, declararle la guerra, rompiendo, gallarda y arriesgadamente
ante su corte, los papeles de los tratados incumplidos por el monarca.
Con el tiempo llegaría también a ser Contador Mayor de Castilla y
también testamentario de la Reina Isabel(2).
También conoce Fernando en Toro a Alonso de Fonseca Quijano, Obispo de
Avila, Cuenca y Osma (el obispo batallador de las crónicas), general
encargado por el Rey del cerco y toma de Toro en cuyo palacio situado
frente a San Ildefonso dicen que estuvo hospedado el Rey durante las
Cortes. A pesar de su obligado celibato tuvo con Dña. Teresa de las
Cuevas tres hijos Gutierre (que heredó el mayorazgo), Fernando y Ana.
Obispo violento, siempre conflictivo en las diócesis en las que estuvo.
A pesar de ser muy adicto a los Reyes, éstos no le permitieron construir
una casa fuerte en Guarrate(3). Muere en el
1505.
Por las familias de los Fonsecas, Dezas y Ulloas de Toro (todas ellas
emparentadas entre sí) sería también presentado a la Reina y a Fray Hernando de
Talavera, para que lo educase, al que llegaría a ser el mas famoso de todos
ellos, el hermano de Antonio, Juan Rodríguez de Fonseca y Ayala (de la Casa de
Coca y Alaejos) que llegaría a ser Arzobispo de Rosano y obispo de Burgos,
primer ministro de Indias, cargo que ocuparía durante 30 años, hasta su muerte,
siendo el organizador de todos los viajes y toda la política de España en
América y, a su vez, testigo en el testamento de la Reina Isabel y fiel
acompañante y testigo en el testamento del Rey D. Fernando en el momento de su
muerte (4).
También en el gobierno de los Reyes o en sus más altos cargos estaba Diego
Fonseca, Obispo de Coria y Orense (de la Casa de las Tercias de Badajoz, luego
Marqueses de Monasterio y Lapilla) miembro del Consejo de los Reyes enterrado en
la Colegiata en el sepulcro al lado de la epístola en el altar mayor de la
Colegiata. Era hermano de Pedro Rodríguez de Fonseca también enterrado en la
Colegiata, de la línea directa del Mayorazgo de los Fonsecas, fundado por Pedro
Rodríguez de Fonseca e Isabel Botello (enterrado en San Francisco de Olmedo),
que vinieron de Portugal con la Reina Beatriz, de cuyo tronco surgieron los
Fonsecas de Santiago, Alonso de Fonseca II y Acebedo (hijo de la toresana
Catalina de Fonseca) enterrado en el Convento de las Úrsulas de Salamanca en
magnifico sepulcro de mármol y el hijo de éste Alonso de Fonseca III y Ulloa
tenido con María de Ulloa en Salamanca (Castillo del Buen Amor) que llegó a ser
Arzobispo de Toledo, enterrado en la Iglesia que él mandó hacer para el Colegio
Mayor llamado de “Santiago el Cebedeo” de Salamanca más conocido como el de “Los
Irlandeses”. Llamado “el Medicis Español” por sus magnificas obras en Santiago
(Colegio Mayor Santiago Alfeo), Toledo y Alcalá de Henares.
Diego fue el miembro de los Fonsecas que más mandas donó a la Iglesia Colegial y
el que formalizó y centralizó todo los enterramientos de los Fonseca en la
Capilla Mayor en cuatro cabañas o rendes; tal vez el más inocente y pacifico
pues se dejó robar estando en Coca en la casa de sus primos
(5) .
Otro personaje muy cercano a los reyes sería un sobrino del obispo Diego, D.
Juan Rodríguez de Fonseca (del mismo nombre que el ministro de Indias pero de la
Casa del Marquesado de Monasterio y Lapilla) enterrado con su esposa María
Manuel en lado derecho del evangelio que prestó 500.000 maravedíes a los reyes
para la conquista de Granada y que por el hecho de estar enterrada su hermana en
la Capilla Mayor motivó el regalo de D. Pedro Manuel, Obispo de León, de la
Custodia de Plata, recientemente cedida por el Victoria and Albert Museum de
Londres, y todavía no totalmente recuperada su propiedad, que nos fue robada en
el 1890. A sus dos hijos los harían continos (oficiales con sueldo) los RR. CC.
También estaban cerca de los Reyes en la conquista de Toro y de Granada la
familia Valdivieso, uno de ellos ajusticiado en la reja de su casa por los
portugueses en nuestra Ciudad. Pertenecía a esta familia Alonso de Valdivieso,
Obispo de Burgos y después Presidente de Chancillería de Valladolid y otros dos
hermanos más: Lope de Valdivieso, maestresala de los Reyes, y Jerónimo de
Valdivieso, también maestresala del Rey, que la Reina ayuda con 10.000
maravedíes por sus graves heridas en la toma
de Málaga y que fundará una capellanía en el altar situado a la izquierda de la
Capilla Mayor, que ayudará a dotar su hermano el obispo de Burgos, en la Iglesia
de Santo Tomás donde fue enterrado con sus padres y de la que era parroquiano(6).
Es muy curiosa la vinculación del Dr. Palacios Rubios, el ideólogo y
legislador por excelencia de las Leyes Toro y el mejor tratadista de las
mismas, que estaba casado con una Vivero antecesora de los Marqueses de
Valparaíso que tenían su palacio en Toro en la C/ de Rejadorada y su
enterramiento en San Julián a quién concedería el Concejo de Nuestra Ciudad la
explotación de grandes extensiones de tierra en el termino de Valdearanda, que
luego heredaría su nieto Juan López de Vivero. Tal fue la vinculación de
Palacios Rubios con Toro que su mujer dotaría una capellanía en la Iglesia de
San Salvador de nuestra Ciudad como consta en sus libros parroquiales
(7).
No olvidamos tampoco al notario, en todos los reinos de los Reyes, Suero de
Cangas, que firma las confirmaciones de privilegios de los herederos de Antona
García en Granada en el 1492 y es el recaudador por los Reyes de las derramas
para la guerra de Granada; ni al sobrino de Diego de Deza, Juan, corregidor
famoso por los Reyes de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar (Castro
Urdiales. Santander, San Vicente de la Barquera y Laredo) y Merindad de
Transmiera que ganará al ayuntamiento de Toro el pleito por la posesión de
Aldeanueva y Villaguer; ni a Pedro de Vivero dueño de Busianos regidor de Toro,
ni al hijo de Rodrigo de Ulloa llamado Juan, Corregidor de Carmona y al que se
le concede por los Reyes la Tenencia de Almuñécar, etc., ni a los capitanes en
la guerra de Granada García de Ulloa, enterrado en Sancti Espíritus y donante de
su retablo que ahora es el de La Trinidad, etc.
Con estos hombres tan suyos y tan fieles de Toro que le brindaban su
hospitalidad no era difícil para el Rey decidir un lugar
más
cómodo y acogedor rodeado de sus mejores colaboradores. ¿Dónde iban a
encontrar mejores y más cómodos aposentos y una ciudad con tan limpio y
sano clima, tan preciosa campiña, tan feraz vega, tan sabrosas frutas y
hortalizas, tal abundancia de pan y de ganados y, sobre todo, tan buen
vino? De ahí puede venir el dicho: El rey vino viejo a Toro y salió
joven (a los pocos meses el rey se casaría con
la joven y bella francesa de 17 años, Germana de Foix). Había todavía una razón más poderosa para convocar cortes en Toro.
Se tenía que leer el testamento de la Reina y para ello era
preciso la presencia de sus testamentarios; dos de ellos, como hemos
dicho, eran Fray Diego de Deza
Firmas del Rey y de los testamentarios de la
Reina: Fray Diego de Deza, Antonio de Fonseca, Juan Velázquez y Juan
López
y Antonio
de Fonseca y, más importante todavía que las mismas Cortes, para el Rey, cumplir
el testamento del Reina con sus numerosas mandas siendo imprescindible para su
ejecución la presencia y firma, como mínimo, de dos testamentarios y el Rey.
¿Quiénes mejor que sus dos hombres de confianza Fray Diego de Deza y Antonio de
Fonseca, que tenían su vivienda-palacio en Toro, para disponer de los bienes de
Isabel? ¿Dónde mejor lugar para celebrar Cortes que aquél donde se confirmó con
la victoria de las armas el dudoso derecho sucesorio ante Juana la Beltraneja,
la Excelente Señora?
El rey contaba con la acogedora hospitalidad del Obispo de Cuenca el díscolo
pero siempre muy fiel, Alonso de Fonseca (8) y la
cercanía frente por frente del Convento de San Ildefonso (recompensado con
170.000 maravedíes en misas por el alma de la Reina) para celebrar las solemnes
exequias por la Reina y muy cercano el espacioso salón de los Ulloa Pereira para
las sesiones de Cortes.
Que emocionante sesión de las Cortes del sábado 11 de Enero de 1505 cuando el
Secretario Pérez de Almazán (el Rey ese día no estuvo presente) después del
juramento, por parte de todos los presentes, de guardar secreto de las sesiones,
revisa los poderes de los procuradores de las 18 ciudades con voto en Cortes y
llama a Gaspar de Gricio, secretario de la Reina, para que muestre y lea el
testamento original, en pergamino de cuero, sellado con su sello y en presencia
de los testigos que fueron en el mismo. Los procuradores piden verlo y tocarlo;
lo ven y lo tocan, uno por uno, con profunda emoción y lo ponen sobre sus
cabezas en señal de acatamiento. ¡Cuánta emoción, cuantas lágrimas¡ ¡Ay, si el
Palacio de las Leyes hablara¡ ¡Cuántos sollozos se oirían en las pausas de su
lectura¡ ¡Cómo le temblaría la voz a Gaspar de Gricio y cómo sentirían los
fuertes latidos de su corazón Fray Diego de Deza y Antonio de Fonseca¡
Después vendría la parte más penosa. Era necesario vender en pública almoneda
todos los bienes de la herencia de la Reina, tasarlos y subastarlos. Para ello
se traen todos los libros, cuadros, perlas, joyas, muebles y vestidos (incluso
la camisa con la que murió la Reina) desde sus muchos palacios a la ciudad de
Toro. Hasta sus caballos son subastados o regalados por el Rey.
La relación de la subasta, tasación y adquisición por todos sus súbditos y por
algunas personas de Toro de estos bienes, entre otros, sus famosas tablas
flamencas, donde podría estar el origen de nuestro cuadro de la Virgen de la
Mosca, será motivo de otro artículo. Como dicen los hombres de esta Tierra: Dios
mediante.
(1) Rodrigo de
Ulloa y Herrera era hijo de Per Yáñez de Ulloa (letrado en la Corte de Enrique
III y Juan II) y de su segunda mujer Juana Herrera. Caballero de la Orden de
Santiago de la que fue Comendador, Sr. de la Mota, Alcaide de Toro, Contador
mayor de Castilla. Se casó con Aldonza de Castilla hija del Obispo de Burgos
Sancho de Castilla, nieto de Pedro I El Cruel. Poseedores de la Capilla Mayor de
San Ildefonso de Toro, templo que ayudaron en gran manera a construir y donde se
enterraron. Fundador de la Cofradía del Cristo de las Batallas. Progenitor, en
su nieto del mismo nombre, Rodrigo Ulloa Toledo Quiñones, del 1º Marquesado de
la Mota. Abuelo de Magdalena de Ulloa casada con Luis de Quijada, familia de
acogida de D. Juan de Austria (Jeromín) por especial cuidado del emperador
Carlos V; fundadores del Colegio de Villagarcía de la Orden de la Compañía de
Jesús. Y, tambien, abuelo de Domingo de Ulloa (Bernardino) Obispo de Michoacán,
hermano de Magdalena.
(2) Antonio de Fonseca y Ayala 4º Sr. de Coca y Alaejos por herencia de su
hermano Alonso de Fonseca Avellaneda. Hijo del toresano Fernando de Fonseca
(muerto por las heridas recibidas en la batalla de Olmedo, 1467) y de su segunda
mujer Teresa de Ayala, enterrados en Coca en magnifico sepulcro de Alabastro.
Casó en primeras nupcias con Francisca de Alarcón y de segundas con Mencía de
Ayala. General de los Ejércitos de Fernando. Apodado “El Valeroso”. Fue uno de
los caballeros que clavó el Ave María en la puerta de Elvira de Granada y
salvador de la vida del Rey D. Fernando en la toma de Loja. Capitán General y
Justicia Mayor de Ronda donde el Rey le dio gran repartimiento de tierras.
Corregidor de Plasencia, Maestresala de los Reyes, Embajador en Francia,
Contador mayor de Castilla, Capitán General del Reino con el Emperador en la
guerra de las Comunidades donde incendió Medina del Campo por lo que tuvo que
huir al lado del Emperador, de cuyo incendio fue exonerado por el mismo
Emperador. Enterrado en la iglesia de Santa María de Coca donde se conserva su
lápida y enterramiento. Progenitor en su 3ª generación de los Condes de Ayala.
En su testamento desheredaba a sus hijas si no se casaban con los familiares de
su casa. Terminó el Hospital de los Dos San Juanes fundado por su hermano en
Toro.
(3) Hijo de Pedro de Ulloa Fonseca y de Isabel Quijada, progenitor de los
Condes de Villanueva del Cañedo en su cuarta generación. Tuvieron primero su
vivienda frente a San Ildefonso y después su palacio al lado de la Colegiata
(Caballerizas del Conde). Disputó con la Mesta sobre derechos de Pontajes.
Retiene fortalezas de sus obispados. Se hace con los bienes de sus sobrinos
Pedro de Avendaño y Juan de Solís de la herencia de sus padres. Tiene pleitos
con el Ayuntamiento de Toro por haberse apoderado del término de Guarrate y se
le acusa por el Concejo de Toro de ser el inductor de la agresión del Corregidor
Pedro de Cuba y en otra ocasión por oponerse al nombramiento de un Corregidor
por medio de Nicolás de Andújar.
(4) Fundador y Presidente de la Casa de Contratación. Antagonista de Fray
Bartolomé de las Casas, Colón y Hernán Cortés. Todos los asuntos de Indias
pasaron por sus manos desde el 2º Viaje de Colón. Obispo de Badajoz, Córdoba,
Palencia y Burgos, Embajador en Flandes para el casamiento de los príncipes con
los Habsburgo y para las misiones más delicadas sobre la sucesión por la muerte
de la Reina Isabel. Testigo en el testamento de la Reina y de D. Fernando.
Guardián de Doña Juana en el Castillo de la Mota. Mecenas del arte en las
catedrales por donde pasó. En Palencia edificó a su costa la Puerta del Obispo,
el Claustro, la Sala Capitular, la Escalera a la Cueva de S. Antolín y el
Trascoro, donde se conserva un tríptico flamenco con su retrato. En Burgos la
Puerta de la Coronería, la Escalera de Oro que subía a las dependencias del
obispo. En Toro el Hospital de los Dos San Juanes y su Palacio al estilo
“romano” frente a San Julián, etc.
(5) Diego de Fonseca firma con sus hermanos Pedro y Luis una escritura
con el cabildo de La Colegiata por la que se comprometen ante el notario Fernán
Pérez de Malva el 7 de mayo de 1468 a renunciar a sus enterramientos en la mitad
de la Capilla Mayor y en la de Santiago y trasladar los restos de sus padres a
las paredes y rendes de la Capilla Mayor. Por esta escritura pues se conoce la
posesión y el actual lugar de las sepulturas actuales así como la construcción
de las mismas al comprometerse con sus hermanos Pedro y Luis a poner los restos
de sus padres a los tres meses de construida la tribuna. El conjunto de la
capilla la componían cuatro cabañas y nueve bultos. Por sentencia de 12 de Julio
de 1576 Juan Rodríguez de Fonseca, nieto y biznieto de Pedro y Juan Rodríguez de
Fonseca, Posadero Mayor y Guarda Mayor, respectivamente, de los Reyes, obtienen
la posesión legal de enterrar a sus ascendientes y descendiente en la capilla
Mayor.
(6) La casa de los Valdiviesos en Toro se inicia con Alonso de Valdivieso
y Bardagi al casarse con Dña.Maria Fernández de Ulloa. De este enlace nacieron:
Lope de Valdivieso, Maestresala de los RR. CC de su Consejo y Mayordomo Mayor de
la Reina en Portugal, que fundó el mayorazgo de Villapadierna; Alonso de
Valdivieso, Capellán Mayor de los RR. CC, Obispo de León y Presidente de la Real
Chancillería de Valladolid, enterrado en el Monasterio de San Benito de
Valladolid; Jerónimo de Valdivieso, Corregidor en Cáceres y Maestresala de los
RR. CC., que contrajo matrimonio con Inés de Tobar y Mendoza. Enterrado en Santo
Tomás Canturiense de Toro donde fundo una capellanía su hijo Francisco, sería
uno de los procuradores por Toro en las Cortes de 1505 juntamente con el sobrino
de Diego de Deza llamado Juan de Deza.
(7) Arch. Municipal de Toro. Libro de Mayordomía del Ayuntamiento de
Toro, signatura 684-4, f. 11v. El Dr. Palacios Rubios se llamaba Juan López de
Palacios Rubios y se casó con una Vivero de Toro. Fue catedrático de Valladolid
y Salamanca en Cánones, Oidor de la Chancillería de Valladolid, Asesor de la
Corona durante 20 años y Presidente del Consejo de la Mesta. Publicó un libro
comentando las Leyes de Toro llamado Glosemata Legun Tauri con Prólogo del
toresano Cardenal Juan Pardo Tavera que tuvo cuatro ediciones. Se conserva un
ejemplar en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca.
(8) Este Alonso de Fonseca, Obispo de Ávila y Cuenca que seria el nº IV
para distinguirle de sus homónimos II y III ya citados. El más viejo de los
Alonso Fonseca sería el nº I, también toresano, no citado por haber muerto antes
del reinado de RR. CC que fue Arzobispo de Sevilla, después de Santiago y
nuevamente de Sevilla, gran político e intrigante en la Corte de Enrique IV, el
más astuto de todos ellos que consiguió el Señorío de Coca y Alaejos siendo
Obispo, fundando el mayorazgo que heredaría su hermano Fernando de Fonseca.
Señorío que a su vez, heredaría su sobrino del mismo nombre Alonso de Fonseca,
3º Señor de Coca y Alaejos. A este último se le atribuye el asalto al Templo de
San Francisco de Olmedo de donde se llevaron una bandera y una tarja (escudo
grande) que estaban en el enterramiento de su predecesor en la Capilla Mayor.