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LA CULTURA Y EL VOLUNTARIADO
Cándido Ruiz González
El voluntariado es uno de los mejores ejemplos de altruismo y cooperación que existen. En el preámbulo de la Ley del Voluntariado ya se señalan las características propias del voluntariado que son el “carácter altruista y solidario; libertad, es decir, que no traiga su causa de una obligación o un deber del voluntario; gratuidad, sin que exista contraprestación económica de ningún tipo; y, finalmente, que se realice a través de una organización pública o privada”. A través de él se demuestra que se pueden realizar acciones beneficiosas para la comunidad y que no todo lo que se hace en esta vida se lleva a cabo por dinero, sino que existen otros móviles humanos como pueden ser el gusto por la labor bien hecha, las ganas de dejar algo para la posteridad, el afán de crear algo de lo que sentirse personal y colectivamente orgullosos, la necesidad humana de la relación social y de comunicarse con el otro, o simplemente el goce de recuperar el legado de nuestros mayores o realizar una actividad del tipo que sea. ¿O es que alguien no goza y disfruta leyendo un determinado libro, viendo cierta película, asistiendo a un espectáculo musical o teatral u observando una obra de arte concreta? Y no sólo no se enriquece económicamente con ello, sino que le supone un coste medido mediante esa mercancía denominada dinero, que fija el valor del resto de mercancías. La actividad cultural no es ajena al mundo del voluntariado. Todo lo contrario: la cultura necesita de los voluntarios para subsistir y desarrollarse sin caer en la mercantilización más absoluta que acabaría con la propia cultura (de ahí la importancia de la actividad cultural promovida desde los poderes públicos y de la existencia de asociaciones de ciudadanos activos en pro de la cultura) y éstos pueden obtener de la actividad cultural mucha satisfacción, tanto en su organización y creación, como en el disfrute de las distintas actividades culturales, produciendo con su asociacionismo y su actuación conjunta en proyectos y programas de voluntariado el desenvolvimiento de lo más propio de la naturaleza humana, su carácter social (el qwon politikon aristotélico).ProCulTo ha intentado con el proyecto de voluntariado en el Río Duero, no sólo recuperar algunas fuentes y un sendero, limpiar y acondicionar una zona para el uso comunitario, sino también un objetivo más general y amplio, que es el que acabamos de señalar en el párrafo anterior: la plenitud del individuo como ser social. No sabemos si lo hemos conseguido. Eso lo tienen que decir los voluntarios. Pero las ganas de llevar a cabo más proyectos de voluntariado son un buen indicador. Habrá que satisfacerlas.
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