CAMINOS DE LAS FUENTES

RUTAS PARA CONOCER LAS VIEJAS FUENTES DEL TÉRMINO DE TORO

 

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3. TERCERA RUTA: FUENTES DE SARIÑANA-CASTRILLO


FUENTES VISITABLES: (17 fuentes) La Muñeca, vieja de Los Pastores, caño de los Castaños, Estanque de los Patos, Lavadero Viejo de Sariñana, Huerta de Castrillo, El Niño, La Raposa, Aldeanueva, Pilones de la casa del Tío Robles, Fariñas, Valdemantas, El Caño, Camino de Bocarraje, Cuesta del Tío Cuco, Valdelbuey, Las Barridas.


Esta ruta debe cruzar la antigua Cañada de Sariñana -hoy perteneciente a la finca privada que une las históricas dehesas de Sariñana y Castrillo- terrenos cercados e inaccesibles. Por ello, para poder realizar esta ruta se ha de contar con el permiso de los propietarios y convenir previamente el día y la hora en que permitan el acceso. sin embargo, superado ese trámite, tendremos la fortuna de cruzar la que con seguridad es la extensión de bosque mediterráneo más grande y mejor conservado de todo el término de Toro, así como el privilegio de visitar una serie de fuentes de gran originalidad y belleza, bien restauradas y cuidadas. La vieja cañada discurre por un costado del amplio valle que atraviesa el arroyo de La Reguera (que en su primer tramo se llama de Valdelapega), el cual ha sido soterrado en gran parte de su recorrido. Hacia la mitad de la travesía de la dehesa nos encontraremos la amplia laguna de Castrillo, bordeada por un magnífico carrizal. El contraste de un espacio de bosque mediterráneo de encinas y pinos con la vegetación de humedal y ribera del regato y la laguna permiten una variedad y iqueza ecológica, especialmente de aves, que hace de este lugar un espacio verdaderamente único.


Partiendo de Toro, tomaremos la carretera de Peleagonzalo. A partir del monumento a la reina lsabel y a la Batalla de Toro -colocado en el punto donde comienza esta carretera (ZA- 1102), que nace de la de salamanca (c-519)- atravesaremos los amplios regadlos de los pagos de comecapas a la izquierda y El Barco a la derecha; dejamos a nuestra derecha el caserío de Los Hambrinas pr¡mero y del Barciat después' Nada más pasar el camino que conduce a este último caserío, a tres kilómetros y medio del inicio de esta ruta, será preferible
dejar aparcado el vehÍculo y tomar a pie un caminejo de servicio que parte a mano izquierda; si vamos en bicicleta podemos continuar con ella por esta trocha estrecha y llena de baches. En todo caso, el camino de servicio que hemos de recorrer apenas tiene doscientos metros hasta el canal de San José, que es adonde nos conduce. cruzamos el puenie sobre dicho canal para comenzar el ascenso del camino de Valdearévalo. Apenas a veinte metros de iniciado, oculia por un soto de bosque de ribera (álamos, olmos, fresnos, etc.) que se halla a nuestra derecha -a no más de diez metros del camino del que a duras penas se aprecia una antigua senda que nos conduce al destino- encontraremos Ia fuente de La Muñeca (1), espléndida fuente mudéjar.


Retornaremos a la carretera de Peleagonzalo y desde este punto continuaremos durante un kilómetro y medio hacia Peleagonzalo, hasta que, ya a vista del pueblo, poco después de sobrepasar el regato de la Reguera, tomamos un camino asfaltado que sale a nuestra izquierda. Seguimos por él sólo durante un kilómetro, pues tras pasar de nuevo el canal de San José y dejar atrás un primer camino a mano derecha (camino de Valdelaoliva a del Becerro), tomaremos el segundo desvÍo a la derecha -el camino de Sariñana- que discurre paralelo al vallado de la finca; en este punto abandonamos el tramo asfaltado o camino de los Palos (que sigue hacia Valdefinjas) y enseguida, a doscientos metros de iniciada la nueva ruta,
topamos a mano izquierda con la puerta de acceso a la finca de Sariñana. Dejamos el camino de concentración y nos adentramos en la dehesa, cruzando un primer tramo de tienas de cultivo a derecha e izquierda durante un kilómetro hasta llegar a la altura del caserio de Sariñana. Aquí el camino asciende hasta media loma, la vegetación se hace más densa y dejamos a nuestra derecha, dominando el collado, el caserío de la dehesa, y a nuestra izquierda en un plano inferior, la vega y el arbolado de castaños y chopos que crece bajo el cortado. Si vamos en vehículo grande conviene proseguir unos metros hasta descender de la ladera y aparcar abajo, a la izquierda, para no entorpecer el paso del estrecho camino. Si vamos en bicicleta o vehículo menor podemos aparcar bajo el casal y descender por una hermosa escalinata labrada en la tierra hasta el plano inferior del cortado. En todo caso, en este tramo del corte del alcor, en un espacio de poco más de cien metros, podemos visitar al menos cinco fuentes magníficas. Situándonos en la parte final, donde el camino desciende de la media ladera, haremos a pie un recorrido idílico, volviendo en dirección contraria al camino seguido y en paralelo a é1, bajo la umbría de los centenarios y elegantes chopos lombardos (seguramente los más altos que jamás hayamos contemplado), de varios ejemplares portentosos de castaños de indias y de otras especies arbóreas que proporcionan sombra y frescor reconfortantes en este paseo.

lniciando este recorrido hacia atrás encontramos en primer lugar la fuente Vieja de los Pastores (2); una antiquísima fuente que brota justo debajo del camino que hemos traído, en el cortado del cerro. El largo abrevadero ha sido reconstruido, pues se hallaba resquebrajado por las zarzas y Ia maleza que ocultaba la fuente. En el muro de piedra que lo protege crecen viejas higueras y el manant¡al ha abandonado el primitivo frontal del arca antigua y aflora a lo largo de todo el abrevadero en un caudal que evacua en un chorro continuo y fresco. En esta fuente se detenian antiguamente los rebaños que pasaban por la cañada y su sabor rústico y medieval parece haber detenido hace siglos el transcurso del tiempo.

Siguiendo nuestro paseo, a unos veinte metros, bajo la inmensa mole de los castaños y junto a la escali¡ata labrada que desciende de la colina, encontramos el conocido como Caño de los Castaños (3), que es del que se surtía la gente del caserio -como ocurre hoy día- pues el agua es de magnífica calidad. EI caño brotaba en chorro continuo de la pared de piedra, donde está incrustado el relieve de una cabeza de medusa, pero últimamente ha descendido el nivel de salida y es preciso utilizar una bomba de mano para que el agua salga de nuevo por el viejo caño. En todo caso, el manantial es continuo y rico, de modo que a un costado han construido un gran depósito que almacena y mantiene fresca el agua, la cual |uego es elevada mecánicamente hasta las casas para el servicio de las mismas. Caño de los Castaños, bajo el casal de Sariñana


Tan sólo unos metros más adelante encontramos un gran estanque con diversos tipos de patos, incluso algunas fochas que se han acogido a la vida apacible de la domesticidad Este estanque se alimenta básicamente de una hermosa fuente de piedra, de arca circular y cubierta por una pequeña cúpula; está situada en una esquina del mismo y vierte frontalmente sobre un pavimento de piedra que conduce el agua hasta el estanque; por eso se llama fuente del Estanque de los Patos (4), aunque el nombre es relativamente moderno, pues la fuente, de traza medieval, tiene muchos más siglos que el estanque. Pero además de esta fuente existen otros dos caños que brotan de la pared y vierten directamente hacia el amplio aljibe.

Pasado el estanque, hemos de seguir unos cincuenta metros más, ya por un sendero despejado de la frondosa arboleda que ciñe la base del alcor. En esta zona, pues, más llana y abierta, toparnos con otra hermosa fuente conocida como fuente del Lavadero de Sariñana (5), porque a ella acudían a hacer la colada tanto las gentes del caserío como las mujeres del pueblo de Valdefinjas -siempre escaso de agua- pese a estar a no menos de cuatro kilómetros de distancia. Se trata de una fuente de piedra, con amplio y elegante muro protector y con arca encajada, aunque cubierta con bóveda de medio punto, de ladrillo mudéjar. En un amplio vestíbulo se abre un doble aljibe cuadrado que era el antiguo lavadero, pero posteriormente fue alterado para depósito receptor, con el fin de utilizar el agua para el riego de la huerta.

Volvemos de nuevo a desandar este breve y hermoso tramo hasta llegar de nuevo al lugar donde aparcamos el vehículo. Si el tiempo no nos aprem¡a, podemos subir por la escalinata abierta bajo los centenarios castaños de indias, primero hasta la cañada y luego hasta el nivel superior, a lo alto del cerro donde se aslenta el palacete y las casas y almacenes del caserío. Pero el fin principal de esta subida es visitar los antiguos establos mudéjares de época medieval (se suponen del siglo XIV), construidos en ladrillo y con los tejados recientemente restaurados. Se trata de varias estancias en torno a un patio central empedrado,

-Y de nuevo en la cañada, seguimos en dirección Este atravesando bosques de viejas encinas -especialmentera la derecha- y dejando Ia vega del valle de la Reguera a la izquierda. Casi dos kilómetros recorreremos hasta divisar la espléndida laguna de Castrillo a mano izquierda del camino.

Frente a ella y a mano derecha, a unos veinticinco metros sobre el camino, junto a una pequeña rodera que enseguida asciende en radical pendiente, pero antes de llegar a la zona pindia, encontramos la fuente de la Huerta de Castrillo (6). Es toda ella de piedra, encajada
en la base de un otero y ceñida por un elegante paramento de mampostería que sirve de contención de la ladera (se asemeja al de la fuente del Lavadero de Sariñana). En un vestíbulo que se abre en su frente tiene un aljibe profundo que servía para contener el agua de riego de
la huerta (de ahí su nombre), y también el resto de un amplio abrevadero moderno para los rebaños.

continuamos nuestra ruta por la vieja cañada, pero apenas a 200 m. nos detenernos para subir por un sendero semicegado por la maleza -y en el trecho final a través de la tierra hasta la hermosa fuente del Niño (7), que debe su nombre a la estatuilla de Cupido del que vierte el caño. Por encima de este caño se abre un magnífico hontanar mudéjar excavado en las peñas tiene unos quince metros de profundidad; a través de una canaleta del fondo se recogen las aguas del manadero que vierten luego en doble dirección: de frente, hacia la pequeña campa circular presidida por el Cupido con delfín, y hacia la izquierda, donde vierie a un amplio pilón abierto bajo la roca, a la umbría de grandes álamos y encinas que se alzan sobre la cima de la meseta en que se asienta la fuente. Desde el vestíbulo se contempla la hermosa explanada de la laguna y el valle a los pies, y más lejos las laderas de encinar y pino hasta casi perderse Ia vista. Esta panorámica por sí sola merece detenerse un buen rato en los asientos colocados junto a la fuente. Para los amigos de las aves, esta altura es un buen oteadero para distingu¡r -con prismáticos- distintas especies- En caso de que la senda para hacer la ascensión directa hacia la fuente resulte demasiado incómoda o intransitable, se puede optar por seguir adelante unos quinientos metros más, hasta llegar al camino que asciende hacia el caserío desde aquel extremo: unos metros después de iniciado el suave ascenso, sale a media ladera y a mano derecha una trocha bastante transitable, por la que deberemos retroceder los qutnientos metros que hemos recorrido (esta trocha va paralela a la cañada). Esta senda desemboca directamente en la fuente del Niño. pero todo el camino ha de hacerse andando -lo que entre ida y vuelta suma un kilómetro- pero se trata de un paseo muy agradable, bajo las encinas que crecen sobre la ladera.

De nuevo en la Cañada acometemos el tramo final de este itinerario por la dehesa, pues unos ochocientos metros más adelante nos encontramos con la valla de la finca y el portón de salida, que hemos de abrir para seguir recto. Cruzando enseguida el camino de La Raposa, atravesamos este pago hoy plantado de viñedo. Desde su borde final -a la altura del bosquejo de encinas que aún no han sido roturadas- bordeando el viñedo, podemos emprender un camino de casi un kilómetro para llegar a la fuente de La Raposa o de Aldeanuevica, hoy ya cegada por las roturaciones del bosque; tan sólo se aprecia el largo abrevadero que se abría a sus pies. La fuente totalmente destruida ya no merece el paseo, pero sí los entornos del bosque de encinas y las ruinas de un viejo caserío de piedra (Casa de José María León), que aún conserva la rústica nobleza que el tiempo ha respetado.


Si no tenemos tiempo para ese desvío -habría que hacerlo andando- seguimos adelante por un camino menos transitable, lleno de curvas y estrecheces, atravesando la hasta llegar al viejo caserío abandonado y parcialmente derruido. Desde la salida de CastriÍlo hasta el caserío de Aldeanueva habremos recorrido cerca de dos kilómetros. Enfrente de la casa vieja y arruinada (donde seguramente habitara a temporadas Fray Diego de Deza, ya que esta finca pertenecía a su familia), a la izquierda del camino y a unos cincuenta metros del mismo visitaremos una de las fuentes más antiguas del término; humilde y casi oculta por las zarzas, aparece la fuente de Aldeanueva (8), de ladrillo mudéjar y abovedada; de ella, durante muchos siglos, se surtió de agua el caserío, y aún ho y se emplea para el riego, ya que es una fuente-pozo, de arca profunda. Continuamos el camino entre pinares espesos, especialmente a mano derecha (las
llamadas Parcelas de Venialbo, aunque forman parte del Pinar de Ia Ciudad, monte público de Toro), y aún hemos de recorrer dos kilómetros y trescientos metros hasta salir a la carretera de Venialbo (ZA-611), tras describir, ya en el tramo final, una profunda curva de abundante arena, con peligro de quedar atrapados en ella. Aquí tomaremos la carretera de la izquierda, hacia el Norte, en dirección a Toro; pero sólo pisaremos el asfalto por espacio de un kilómetro y doscientos metros, hasta el segundo camino que nos encontraremos a la derecha, pasado el caserío del Tio Robles. En la entrada del camino de la Fuente Fariñas, que es el que debemos seguir enseguida, detendremos el vehículo para hacer otra breve excursión a pie, que en este caso apenas supera los cien metros. Del otro lado de la carrelera, siguiendo el camino que está casi enfrente de donde hemos aparcado, nos adentramos en el Pinar de la ciudad para visitar
la humilde fuente de los Pilones del Pinar o de la Casa del Tío Robles (9). Se tata de una fuentecilla de cemento y de torpe construcción moderna -sin hontanar ni complejidad alguna situada a la abrigada de un agreste penedo del que seguramente un día aflorase algún manantial del que hoy no quedan restos. Además, a la mezquina arca le falta la losa que la cubría, quedando más al desnudo sus miserias y su absoluta fragilidad. Sin embargo et entorno es agradable, con el contraste de los benuecos de peña y las llanadas cubiertas de pinos. También se aprecian algunas sabinas, incluso arizónicas y eucaliptos plantados hace años por el lcona.


Retornamos a la carretera y tomamos el camino de la Fuente Fariñas, dejando tos pagos del Valle de la Mujer Muerta a la derecha y de La Portilla a la izquierda; ascendemos en suave pendiente hasta que a la altura de Los Cantadales topemos con un tramo complicado, tanto que obligó a hacer un desvío en el trazado del camino de concentración para que su ascenso no resultara imposible- Sin embargo, tras 1.200 m. de recorrido desde la carretera, llegamos a un cruce de caminos y en el ángulo de nuestra izquierda, encontraremos la Fuente de Fariñas (10), empalmando así con el trazado seguido en la ruta 2.1 , sólo que ahora en sentido contrario.


A partir de este punto seguiremos invertido el trazado ya descrito por la ruta 2.1, pero aliviaremos y simplificaremos el trazado de la misma siguiendo este orden. Desde la fuente de Fariñas visitaremos -siempre en dirección Norte, hacia Valdefinjas- la original fuente de Valdemantas (11).


Sin embargo,en este punto,prescindiremos del laberinto de caminos que nos llevarían en dirección Este hacia la fuente de Ballesteros; renunciamos, pues, a visitar esa fuente y continuamos recto por el camino de Ia fuente de valdemantas hacia el pueblo. A la entrada misma de Valdefinjas tomaremos el camino que nos sale a la derecha que, tras recorrerlo por espacio de sólo doscientos metros, nos obliga a girar hacia el pueblo a la izquierda, para inmediatamente seguir de nuevo hacia la derecha -sorteando las primeras casas- y tras otros doscientos metros hacia el Este, tomaremos el primer desvío hacia la izquierda' para visitar la fuente del caño (12), la inmediata fuente del camino de Bocarraje (13), luego ya en la entrada del camino asfaltado las fontanillas de la cuesta del tío cuco (14) y, girando hacia la izquierda (es una curva complicada para un autobús)tomar el rumbo hacia la más elegante fuente de Valdelbuey (15). Desde aquí dejamos también el recorrido inverso de la ruta 2.1, y seguimos la alternativa de la "Abreviada" 2.2. Tras dejar esta última fuente, y de nuevo en el camino asfaltado, descenderemos hacia la canetera de Venialbo -dejando el pueblo de Valdefinjas a nuestra izquierda- y ya seguiremos el derrotero de la ruta 2.2, la Abreviada del sur, para no detenernos ya hasta la última fuente visitable de este recorrido, que es la fuente de Las Barridas o de las Dos Bocas (16), frente a la granja Sanfa Inés. Desde aquí ya enfilaremos el regreso a Toro.