CAMINOS DE LAS FUENTES

RUTAS PARA CONOCER LAS VIEJAS FUENTES DEL TÉRMINO DE TORO

 

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A) RUTAS POR LAS FUENTES DEL SUR DEL DUERO

2. SEGUNDA RUTA: LAS FUENTES DEL SUR.VALDEFINJAS I

2.1. RUTA INTERMEDIA o RUTA BASE (26 fuentes): lnacinas, La Muñeca, La Calajandrina, Valdefama, Matalobas, La Pedorra, Casca, El Pilón de las Zanjas, Valdelbuey, Cuesta del Tío Cuco, Camino de Bocarraje, El Caño, Ballesteros, Valdemantas, Fariñas, Manteca, Picarrico, La Corita, Sosa, Casa de Palomar, Lavadero de Palomar, Peñacabras, La Francesa, Manantiales del Tío Carpio el Judío, Picorroyo, La Huerta del Pisón.

2.2. RUTA ABREVIADA (13 fuentes): lnacinas, La Muñeca, La Calajandrina, Valdefama, Matalobas, La Pedorra, Casca, El Pilón de Las Zanjas, Valdelbuey, Cuesta del Tío Cuco, Camino de Bocarraje, El Caño, Las Barridas.

2.3. RUTA MAYOR DEL EXTREMO SUR (36 fuentes): lnacinas, La Muñeca, La Calajandrina, Valdefama, Matalobas, La Pedorra, Casca, El Pilón de Las Zanjas, Valdelbuey, Cuesta del Tío Cuco, Camino de Bocarraje, El Caño, Ballesteros,Valdemantas, Fariñas, Los Pilones del Pinar, Aldeanueva, La Raposa, Pedro García, Valdelapega, Cuestas Medrosas, Nueva del Valle de la Lenteja, Gasablanca, La Marlota, Los Pilones de Valderramiro, Manteca, Picarrico, La Corita, Sosa, Casa de Palomar, Lavadero de Palomar, Peñacabras, La Francesa, Manantialesdel Tío Carpio el Judío, Picorroyo, La Huerta del Pisón.

Esta serie de rutas, especialmente la complementaria del Extremo Sur (2.3), son las más largas y duras que proponemos; muy adecuadas para realizarlas en bicicleta de montaña , en coche todo terreno o en caballería, son tal vez excesivamente largas para hacerlas caminando en una sola jornada, salvo por senderistas y andarines experimentados. No obstante, dejaremos indicadas dos posibilidades a partir de un trazado intermedio: Una de esas posibilidades es la de acortar el recorrido a la mitad, apta para quien se plantee una marcha relativamente larga, pero no excesiva, y también abriremos la opción de ampliar aún más al Sur la ruta modelo. El total de la ruta arquetípica (la lntermedia,2.l) que proponemos ronda los 50 km., pero si se regresa después de haber visitado las fuentes próximas a Valdefinjas, siguiendo la carretera para el retorno (Abreviada, 2.2),la ruta quedará reducida a menos de 25 km. y por terreno mucho más asequible, ya que nos retiraríamos al comenzar el trayecto más exigenie. Por el contrario, quien tenga fuerzas y ánimos para llegar al extremo Sur del término (ruta del Extremo Sur, 2.3), verá ampliado el trayecto en aproximadamente 20 km. más, lo que convertiría la ruta en un trayecto total que ronda los 70 km. Esto supondría emplear una larga jornada desde bien temprano, si queremos realizar todas tas etapas propuestas con el tiempo necesario para observar y gozar de fuentes y paisajes.

2.I. RUTA INTERMEDIA
lniciamos esta extensa marcha por el corazón del término sur de Toro partiendo de la glazade San Agustín; desde ella descendemos porla carretera de la Estación, desviándonos luego hacia el Cristo; dejamos atrás la alameda de la ermita y cruzamos el Duero por el Puente Nuevo; nada más cruzarlo giramos a la izquierda, pasamos por debajo del mismo puente y
tomamos el camino paralelo a la Bardada, dejando la alameda a la derecha. Al final de este camino tomamos a la izquierda el llamado camino de la Ribera (no el de las Aceñas de La Peral que bordea el Duero, sino el que se dirige directamente al Sur) junto a la reguera antigua de desagüe de las avenidas. Atravesamos durante casi un kilómetro los regadíos del pago del Sofo de las Victorias hasta llegar a la carretera de Salamanca; cruzamos la carretera y seguimos recto por el que, a partir de aqui, recibe et nombre de camino del Barco (antes camino de la Soterraña), pero no por mucho tiempo, pues tomaremos hacia la derecha, en dirección al río, el primer camino con el que nos crucemos, el cual un poco más allá describe una pronunciada curva para seguir el curso del Duero. Unos 500 m. después, tras haber dejado a Ia izquierda el llamado camino de las Islas del Molino, nos detendremos para bajar a la ribera del río, aquí ya bastante encajado, y hacer nuestra primera parada en la conocida fuente de Las Inacinas (1) Se trata de un caño muy rústico, pero de constante caudal y con un entorno de arboleda y frescor que inviia a un pequeño descanso. Aflora a media ladera en el pronunciado descenso desde la llanada superior de los regadíos del pago de la Soterraña hasta el encajonado caz del Duero. Desde la alameda del Cristo hemos recorrido unos 3 km. y casi dos más desde Toro.


Desde las lnacinas seguimos por el mismo camino paralelo al Duero que traíamos (camino de Peleagonzalo) hasia una nueva desviación que sale a mano izquierda, el camino de la Raya; lo tomamos para alejarnos del Duero y atravesar las tierras de EI Barco hasta encontrarnos con la carretera asfaltada de Villaralbo (o de "Peleas"). La cruzamos y, casi enfrente, sale el camino cebollero, que es el que seguiremos, aunque sólo durante unos trescientos metros en que nos cruzamos con un nuevo vial, el camino de comecapas que atraviesa dicho pago y cuyo ramal derecho tomaremos ahora,ya sin dejarlo, hasta llegar al canal de San José. Seguiremos este camino paralelo al canal, aguas abajo; poco después dejamos atrás un primer puente sobre el canal, del que parte el camino de Valmediano, pero nosotros continuamos aún pegados al coslado del canal, incluso superamos otro puente más - éste sin camino de continuidad- y proseguimos unos 500 m. hasta un tercer puenie que marca también el final de este camino paralelo; aquí es por donde finalmente cruzamos el canal para entrar, por el camino de valdearévalo, en el pago de La Muñeca- A unos 25 rn- sobre el canal, a mano derecha del camino, completamente oculta por la frondosa alameda y las zarzas que ciegan la entrada y deterioran gravemente su estado, encontramos la segunda fuente de la ruta, llamada, como el pago, fuente de La Muñeca {2), después de un recoffido de 4 km. desde la fuente anterior. El estado de esta vieja fuente es de absoluto abandono, pero conserva un especial encanto de rusticídad. Por otra parte, tiene en su entomo una abundante fronda de humedal (fresnos, álamos, chopos, bardagueras, zatzamoras, escaramujos, majuelos, esparragueras, etc-). Por el contrario, en el alcor que se alza sobre Ia fuente existe una amplia pinada combinada con una flora de secaro calizo también muy ríca y original (zumaques, jaguarzos, jaras, torviscos, rudas, labiérnagos, etc.). El contraste entre ambos biotopos cont¡guos hacen de esta zona una de las más ricas, variadas e interesantes de todo el término, tanto en flora como en fauna.

A partir de la fuente de La Muñeca el camino de Valdearévalo asciende en un fuerte repecho, con relejes ahondados por Ia lluvia, su ascenso pondrá a prueba a los mejores ciclistas. Tras superar la loma y después de un breve descenso, abandonamos el camino y tomamos el primer desvío a la izquierda; esta nueva ruta en dírección Este recibe el nornbre de camino de Valdefama. A unos trescientos metros en la nueva dirección sale a mano derecha un caminejo de herradura, no Muy marcado, que asciende hacia los pinares de las pronunciadas laderas de Valdearévalo; siguiéndolo, a pie o en bicicleia, se llega, tras 200 m. de marcha, a la tercera etapa, la fuente deLa Calajandrina (3), situada un poco a mano izquierda del camino, en la parte más pendiente del ascenso. Desde ella se contempla una de las más hermosas vistas de pa¡saje agreste y solitario, magnífica estampa que conserva la esencia de lo que era el término hace unos pocos años, antes de la fiebre roturadora. La fuente, de hechura medieval, es de ladrillo, de arca reducida, protegida por un doble murete en ángulo recto, aparejado también en ladrillo mudéjar, pero bastante deteriorado. Hoy está completamente abandonada, pero aceptablemente conservada y con agua latente todo el año. Muestra el atractivo de la humilde rusticidad, de lo recóndito, casi secreto y la belleza de su traza arquitectónica y del entorno agreste y primitivo.
Volviendo al camino de Valdefama, avanzamos otros 300 m. hasta el cruce con el camino de Valmediano y volvemos por su ramal de la izquierda en dirección Norte, hacia Toro, cruzando dicho pago en un tramo de casi medio kilómeiro, donde parte a mano derecha un nuevo camino por el que tomamos otra vez la dirección Sudeste. El nuevo rumbo que seguimos ahora es conocido como camino de la Cascajera. A 400 m. de haberlo tomado aparece a mano derecha una trocha borrosa, entre una viña y un pinar; esta vereda discurre en suave ascenso hasta una loma de pinada vieja y rala, y a 200 m- de subida, detrás de dicha pinada y a la izquierda de una gravera abandonada, cuya excavacrón ocasionó la definitiva sequía del hontanar, descubriremos la fuente de Valdefama (4), seca y solitaria, reconstruida en hormigón y ladrillo en la primera mitad del pasado siglo, pero no desprovista de cierto atractivo, especialmente en la variedad de sus entornos paisajísticos.

De nuevo en el camino de la Cascajera. que ya no abandonaremos hasta cruzar la carretera ZA-611, que conduce a Valdefinjas. atravesamos una zona de nuevos regadios y grandes hoyadas de antiguas graveras tierras desoladas donde ha desaparecido todo resto de los antiguos pinares. A poco de dejar la fuente de Valdefama. nos encontraremos junto al camino -a mano derecha y en medio de una viña- uno de los mayores castaños del término, conocido como el castaño del Dulo, árbol casi relíctico en nuestros campos, recuerdo de esos ejemplares que no solían faltar en las viejas josas pero que hay son contados los que permanecen en pie.

Cruzamos la carretera de Valdefinjas (2A-611) a la altura del kilómetro 2'5, y, sin dejar el camino que traemos, atravesamos el pago de Valderrabao, superamos a continuación el camino de las viñas de Matalobas que atraviesa nuestra ruta, y no cambiamos de rumbo hasta el siguiente cruce de caminos; aquí tomamos, a mano derecha, el ramal que asciende suavemente hacia el Sur, es el camino de Valderrabao. Desde la altura de Valdefama hemos recorrido unos 1.900 m. Por el nuevo camino seguiremos, en suave pendiente, otros trescientos metros, donde tomamos a mano izquierda una pequeña pista de servicio que nos conduce directamente a la fuente de Matalobas (5), muy hermosa y muy antigua, salvada de la ruina por la restauración llevada a cabo hace algunos años por el grupo ecologista Adalia. La panoránica que, desde esta ladera en que se enclava la fuente, nos ofrece la ciudad de Toro es magnífica, tan sólo afeada por las graveras que han devorado prácticamente los pagos de Valderrabao y la Cascajera, que vemos en primer plano. Desandamos los cien metros del sendero y volvemos al camino principal hacia la próxima etapa.

Seguimos ascendiendo en dirección Sur por el camino de Valderrabao durante algo más de un kilómetro, hasta encontrarnos con el camino de la fuente de la Pedorra que cruza transversalmente nuestra ruta; aquí cambiamos el rumbo y giramos a la derecha; y situados en el nuevo itinerario, unos 250 m. más abajo (en violento descenso en la parte final) nos encontramos la fuente de La Pedorra (6), una de las más famosas del término, situada al margen izquierdo del camino, en la parte baja de la ladera que desciende hacia el regato de Ballesteros. Fuente medieval, emblemática, que combina piedra y ladrillo mudéjar en armonioso equilibrio y que lamentablemente, se halla seca y en absoluto abandono.

Aún continuamos descendiendo unos 100 m. más, donde cruzamos el seco regato de Ballesteros y hacemos un giro de noventa grados para seguir a la izquierda el camino que ahora recibe el nombre de camino de Ballesteros, por ir bordeando el viejo cauce desde lo alto del valle de tal nombre. Dejamos a la derecha el vallado de la finca del Alemán o de Montevacas y ascendemos entre pinares espesos a uno y otro lado hasta que nos sale a mano izquierda un camino de servicio lleno de curvas y arena; lo tomaremos hasta que desaparezca devorado por la vegetación de pinos, retamas y cantuesos. Desde este lugar aún es preciso bajar la ladera unos cincuenta metros, en dirección Este, mirando hacia el regato del fondo; por último, ya finalizada la zona de pinos, encontramos, con un poco de suerte, a la
sombra de un pequeño almendro, la humilde y recóndita fuente de Casca (7), una de las más difíciles de localizar. Está semiseca y muy deteriorada, pidiendo a gritos una restauración, pero en su desprotegida desolación resultan sorprendentemente bellos tanto la fuente como los parajes solitarios que la rodean. La casa de Casca. que estaba muy próxima (una de las más elegantes y famosas edificaciones rurales en su época) fue derribada y destruida hace poco tiempo; esperemos que la fuente no corra el mismo destino y no caiga bajo el designio exterminador que acecha a alcándaras donde se apoya la historia silenciada de esta tierra.

Volvemos al camino de Ballesteros, por el que hemos de continuar, sin dejarlo, casi dos kilómetros más; ahora descendemos hacia las tierras del valle. En primer lugar dejamos atrás el camino del Pisón, que nos cruza transversalmente; luego dejamos a la izquierda el camino de Picorroyo, que parte del que llevamos (con ambos volveremos a cruzarnos un poco más al Este en la ruta del retorno); por último, a unos 200 m. antes de llegar a un nuevo cruce y a 600 m. después de haber dejado atrás el desvío de Picorroyo, nos detenemos a un lado del camino para adentrarnos campo a través hacia nuestra derecha, en línea recta, siguiendo la linde de dos parcelas. Llegaremos a una zona de juncos y abundantes escaramujos, humedal bien visible desde el camino del que apenas dista 150 m., bajo la ladera de un pinar; allí encontramos la fuente del Pilón de las Zanjas (8), casi cegada y derruida por la exuberancia de junqueras. Todo su entorno está cubierto de barrizal y desamparo, sin embargo hasta hace unos años era un abrevadero muy frecuentado por los pastores y el agua de su caño tenía fama de ser muy fina, como brotada del corazón de una tierra virgen en la que crecen viejos pinos que aún no han sido roturados. La mayor amenaza es la proximidad de un vertedero ilegal de escombros perteneciente a Valdefinjas.
Nuevamente en el camino de Ballesteros, lo abandonamos momentáneamente doscientos metros más adelante, donde nos cruzamos con un camino asfaltado, el camino de Molendores, cuyo ramal derecho, en dirección a Valdefinjas, vamos a seguir en un tramo de 800 m. Después de dejar atrás -a la bajada de una cuesta- el camino de Valdelbuey, que cruza a ambos costados y al que deberemos regresar, seguimos hasta el siguiente camino que nos sale a mano derecha, ya muy cerca del pueblo; se trata de una trocha de servicio, pequeña y poco transitado que conduce, tras unos 400 m., directamente a la fuente de Valdelbuey (9).
Seguramente es ésta la más elegante y artística de todas las fuentes del Sur. Tiene un alzado de piedra arenisca, de estilo renacentista, y fue construida a finales del siglo XVI por el maestro cantero Pedro de Güemes. Es una de las pocas fuentes que tenemos documentadas con exactitud. Ha sido utilizada durante casi cuatro siglos por la gente de Valdefinjas como principal fuente de abastecimiento de agua para uso doméstico. La restauró el grupo Adalia y hoy muestra toda su elegancia y su frescor a quien tenga el buen gusto de caminar hasta ella. Desgraciadamente han labrado la pequeña parcela de masa que la rodeaba y actualmente se encuentra asediada por el arado de los propietarios linderos.
Sin entrar en el pueblo, volvemos sobre nuestros pasos hasta el cruce del camino de Valdelbuey, que antes pasamos de largo; aquí tomamos el ramal hacia la derecha. Apenas iniciamos la marcha, a unos veinte metros a la izquierda -en los restos del antiguo camino de Molendores- encontramos la ruina de dos pequeñas fuentes en la parte alta de la ladera; son la conocidas como fontanillas de la Cuesta del Tío Cuco (10), situadas una a cada lado de los restos del camino. Se trata de dos simples abrevaderos semiderruidos, pero que hace años fueron punto de parada obligada para quienes iban y venían con la carga desde los molinos de la Guareña; sólo ese homenaje a su pasado y la hermosa perspectiva que se divisa desde ellas merece que nos detengamos y que les concedamos el privilegio de ser punto de parada, como si lo hiciéramos ante la fuente más hermosa. No obstante, la fuente de la derecha, amenazada por los cultivos próximos, se halla en mejor estado y mantiene agua constante, Siendo un interesante lugar de puesta del sapo partero.

siguiendo el camino en dirección sur, a escasos 500 m., nos topamos con el cruce del camino de Bocarraje; lo tomaremos hacia la derecha, hacia Valdefinjas y, a unos 60 m , en la cuneta misma del camino -donde éste se ahonda rompiendo una pequeña ladera- observamos un largo abrevadero semioculto por la maleza. Tiene un pilón más elevado a que vierte un caño directamente, y desde éste el agua fluye hacia el más moderno y largo, en escala que se tiende a lo largo del camino. Estamos en la fuente del Camino de Bocarraje (11), un simple abrevadero del ganado, abandonado hace años, pero que tuvo una función decisiva en la vida agrícola del pueblo de Valdefinjas, del que apenas dista trescientos metros.

Volvemos hacia el camino de Valdelbuey; avanzamos unos cincuenta metros por él en la dirección sur que traíamos antes de desviarnos por el camino de Bocarraje y, a mano derecha, hallamos la otra gran fuente de Valdefinjas, la fuente del Caño (12), de la misma época y estructura que la de Valdelbuey pero mucho más desfigurada por sucesivas reparaciones. Está bastante abandonada y demandando una rehabilitación a fondo. Tiene una pequeña laguna frente a ella donde evacuan las aguas excedentes; cuando no se limpia en unos años llega a cegarse por el lodo acumulado, por las espadañas y otras plantas hidrófitas.


Recientemente la han recuperado y es un rico vival para la cría de algunos anfibios (conviven larvas de rana comun, sapo partero, sapo corredor, sapo de espuelas, sapo común y, como hemos observado recientemente, algunos gallipatos.
Seguimos el mismo camino hacia el Sur, pero lo abandonamos definitivamente 150 m. más adelante y dejando a nuestra espalda el pueblo, tomamos el ramal de la izquierda del nuevo camino que se nos cruza, conocido como camino de Valdecha. Por él transitaremos durante un kilómetro, hasta que nos encontramos de nuevo con el camino de Ballesteros, que habíamos abandonado cuatro etapas antes para recorrer las fuentes de las cercanias de Valdefinjas. Tomamos su ramal derecho por el que continuaremos, dejando a la derecha una zona de agrestes cerros llamados los Tesos del Vaivén, y perfectamente en linea recta avanzamos hacia el sur por espacio de 1.400 m. En este punto, unos cien metros antes del camino que aparece a la derecha y que enseguida tendremos que tomar, encontramos, a mano izquierda, una parcela erial que apenas dibuja una trocha de servicio; por ella nos adentramos hacia el regato de Ballesteros, y a 130 m. encontramos la fuente de Ballesteros (13). Es fuente antigua pero torpemente reconstruida hace algunos años, afeando con materiales modernos (dintel de ladrillo nuevo sobre una cimbra que aún permanece denunciando la chapucera restauración) la vieja estructura de la fuente. Lo más genuino que rermanece de la antigua construcción es el abrevadero de piedra, unos metros por debajo del arca, en el fondo mismo del caz, que forma aquí un campizal de cierta frescura. Precisamente en este punto tiene nacimiento el famoso regato de Ballesteros, cuyo largo recorrido hemos venido desgranando, con desvíos, desde la fuente de La Pedorra.

De nuevo en el camino de Ballesteros, lo abandonaremos cien metros más adelante para tomar una nueva ruta: el camino de los Llanos del Vaivén, que sale a la derecha; hacemos, pues, un cambio radical de rumbo, ahora hacia el Noroeste, aunque por no mucho tiempo porque, tras caminar por él 750 m., tomamos el primer camino transversal con el que nos cruzamos -el camino del Monte- cuyo ramal izquierdo seguimos, recuperando de nuevo la dirección Sur. Sólo transitamos por este camino 500 m., ya que a esa distancia nos cruzamos con otro desvío: el camino de los Custodios, cuyo ramal derecho tomamos ahora en dirección Oeste. Aproximadamente a 800 m. encontramos otro cruce, el camino de Valdemantas; en una esquina de ese cruce -en el ramal que deriva a nuestra derecha en dirección a Valdefinjas descubrimos la original fuente de Valdemantas (14). Estamos ante una de las raras fuentes de arca circular que existen en el término. Es sin duda muy antigua. tal vez de época tardomedieval, de ladrillo mudéjar, cubierta con una hermosa cúpula. Ante su arca se abre una lagunilla o lavajal, que en veranos de fuerte estiaje suele secarse. Esta fuente es una especie de islote ecológico en medio de un desierto, pues conserva -seguramente desde tiempos muy lejanos- una de las últimas poblaciones de gallipato y de tritón ibérico, hoy acosados por la agresión del cangrejo americano que devora todas las puestas y larvas de estas raras especies de anfibios urodelos, Toda la fuente se encuentra en un lamentable estado de deterioro, con muy poca agua en el arca, sucia de lodos, mellada de abandono y cubierta de zarzamoras; últimamente han arrasado este soto de zarzas y ahondado la matriz de la laguna, pero lo que necesita una limpieza a fondo es su semicegado hontanar.

Tomaremos el camino de Valdemantas hacia el Sur, a la izquierda del camino de los Custodiios que traíamos. Vamos a emprender un tramo largo de 2.300 m. en el que cruzaremos toda la parte Sur del término de Valdefinjas, con cerros muy hermosos y constantes desniveles pero sin excesivas dificultades. Dejamos atrás, a la izquierda, el camino de la fuente de la Calzada (fuente ya inexistente) y dos más que salen a la derecha (el camino de la Rodera de Valorio y el camino de la Rodera Nueva, sucesivamente), pero ninguno que se nos cruce, hasta que nos encontremos, ya en término de Toro, con el camino de Fariñas (este tramo final es el más dificil, por los desniveles y por la gran cantidad de arena del firme). En este punto seguimos el nuevo camino en su ramal de la derecha, que desciende bruscamente, con un firme lleno de regateras de la erosión y de arenas, hacia la fuente de Fariñas (15), situada en el ángulo en que se cruzan el camino de Fariñas y el de los Cantadales (entre los pagos de la Mujer Mueña y el citado de Los cantadales). Es una fuente tan hermosa como remota y solitaria, situada bajo el regazo de un terraplén. como una espaldera del poniente sobre la que se ha cebado la noche, y sin más apuntalamiento que la luz del Sudeste, hacia donde mira. En los últimos años ha sufrido un alarmante deterioro (especialmente por las aradas y quemas de vides de las viñas que la cercan) lo que la ha dejado al borde de la ruina y por primera vez el arca ha conocido la total sequía.

En el cruce tomamos por el ramal que tenemos a mano izquierda del que traiamos -es decir, el camino de los cantadaies- en dirección sur por espacio de 1.100 m., donde hallamos transversalmenle el camino del Valle de la Mujer Muerta, vial que tomamos a la izquierda, ahora en dirección Este, dejando atrás el pago de la Mujer Muerta y atravesando sucesivamente los pagos de Los cantadales, el Valle de la Piedra, San Marcos y el Gavión (estos últimos de nuevo en el término de Valdefinjas, en su extremo sur; pagos de nombre tan desolador como la realidad de la tierra que bautizan). Después de haber sobrepasado el cruce del camino de Valdemantas, (que habíamos traído anteriormente, aunque más al Norte, antes de desviarnos hacia la Fuente de Fariñas), llegaremos hasta un segundo cruce, también transversal a la dirección que llevamos; es el camino de la Cuestica Blanca, que vamos a seguir en el ramal que sale a nuestra derecha, es decir hacia el Sur de nuevo. El último tramo que hemos recorrido (el trayecto hacia el Este por el camino del Valle de la Mujer Muerta), que suma un total de 1.450 m., es tal vez uno de los más difíciles por lo accidentado del terreno, pues en su recta final, tras sobrepasar el camino de Valdemantas, bordeamos la falda, dejándolos siempre a mano izquierda. nada menos que de tres tesos que sobrepasan los 800 m. Ya en el camino de la Cuestica Blanca, que a partir de aquí suele denominarce camino de Pino Mocho (por cruzar junto a cerro más alto del término, que lleva ese nombre) descendemos por espacio de 1.200 m. hasta el cruce con el camino de La Mesita, el cual
seguiremos hacia la izquierda, de nuevo en dirección Este. Por él recorreremos en torno a medio kilómetro hasta encontrarnos, a mano izquierda, con una parcela de perdido donde brota un borroso vial de servicio apenas marcado; siguiendo por él a trescientos metros encontraremos por fin la fuente de Manteca (16), tras un recorrido de cuatro duros kilómetros desde la fuente de Fariñas. cambiando cuatro veces de camino y dirección (Sur-Este-Sur-Este,. Se trata de una fuente de fresca y abundante agua, donde podremos refrescarnos y descansar un poco antes de volver a la ruta.

Siguiendo adelante por el camino de La Mesita nos cruzaremos poco después con el camino del Gramadal, pero lo dejaremos atrás y continuaremos nuestra ruta en dirección Este por espacio de un kilómetro y medio más adelante, donde, a mano izquierda, nace un nuevo camino que ya recorrimos parcialmente muchos kilómetros atrás, es el camino de Fariñas; por él seguiremos, ahora en dirección Norte -primero en llano y enseguida en ascenso cada vez máS duro- durante 1.200 m. hasta que en plena cuesta, apenas sobrepasado un camino que nos sale a mano derecha (que nos llevaría a la desaparecida fuente Mesa), nos detendremos para visitar otra hermosa fuente de piedra, la fuente de Picarrico (17) que dista unos cien metros a la izquierda del camino, pero que no es visible desde él, por lo que tendremos que apearnos y buscarla, pues no existe ya vereda hacia ella. Resulta fácil localizara: domina una honda vallina, casi un barranco (conocido como desagrie de Picarrico), que desciende desde el alcor agreste donde se alza el Teso de El Almendro (807 m.), uno de los más altos del término.

De vuelta al camino, haremos un gran esfuezo de escalada hasta llegar a la cima que bordean dos grandes lomas de más de ochocientos metros, y descenderemos luego hasta un nuevo cruce, el del camino de El Pego. también llamado de Palomar. Continuaremos por esta nueva ruta, hacia Ia derecha, en dirección Este. Tras avanzar 900 m. por el camino de Palomar o de El Pego -dejando siempre a mano izquierda el hondo socavón del regato de Palomar llegaremos a un roderal de servicio que nos sale a mano derecha, junto a una finca de viñedo en parralera y a la vista de una nueva bodega que se alza algo más allá. Este camino asciende bastante en pendiente durante unos 250 m.; al fondo distinguimos la silueta del arbolado, por lo que no tiene confusíón posible. Así llegamos a una de las fuentes más originales, olvidadas y antiguas del término, la fuente de La Corita (18). De estructura parietal y con el mural semiderruido. Está oculta por un arbolado de chopos, viejos negríllos secos y algunos pinos, que proporcionan una espesa sombra de irresistible tentación para descansar.


Retomando el itinerario principal encontraremos enseguida, a mano izquierda, un camino asfaltado que conduce a las naves de la citada bodega; entramos por el mismo sólo unos metros y caminamos por un ramal de tierra que asciende entre los pinos; aquí debemos dejar las bicicletas o el vehÍculo y seguir a pie, al menos 500 m. campo a través hacia el Nordeste. Abandonamos el pinar tras cruzar un breve regato seco (el regato del Valle de Los Morenos) y entre el cembo que demarca dos parcelas de sembradío continuamos hacia el amplio valle que asciende bajo una abrupta ladera de niitos (siempre derivando hacia laderecha). En la parte media de ese ascenso -donde existió una trocha ya borrada conocida como Rodera de Fuente Sosa-, en una zona cubierta de abundantes juncos y salteados espinos albares, encontraremos los pequeños hoyos naturales de la Fuente Sosa (19), ya muy cegados por el abandono; Pero este empinado vallejo nos ofrece una hermosa nava de frescor en medio de las pinadas de la ladera Norte del cerro de Torogordo (794 m.). Realmente estos manantiales no son nada fáciles de localizar y pueden desilusionar a quien ha deambulado mucho en su busca; por eso es aconsejable que siempre que se haga esta etapa se cuente con un guia que conozca bien el lugar, si no, se corre el peligro de fatigarse inutilmente sin hallarlos.

A unos treinta metros de esta fuente, algo más elevada y hacia el costado que deriva hacia el Este, nos encontramos con un gran estanque de agua a la sombra de grandes chopos; es la Fuente del Lavadero de Palomar (20-B), un modelo casi único de fuente aprovechada para múltiples funciones: abrevadero del ganado, riego de la huerta y para hacer la colada de la ropa, aunque es esta última función Ia que le daba un carácter singular y a la que debe el nombre con el que la distinguían de la anterior. La pequeña arca mudéjar de la fuente que alimenta el amplio estanque-lavadero, situada a un extremo del mismo, se ha hundido hace unos años, sin que nadie se haya tomado el esfuerzo de repararla, pero el hontanar sigue fluyendo con extraordrnario y permanente caudal. En el muro que se alza sobre el camino de herradura y que sirve para contener el agua se pueden ver aún, labradas en el cemento, las "tablas" sobre las que las mujeres realizaban la dura labor de lavanderas.

Volvemos al camino principal y unos cuatrocientos metros más adelante cambiamos el rumbo tomando el ramal izquierdo del nuevo derrotero que se nos cruza; es el camino de Toro Gordo,por él ascendemos unos 1.100 m. hasta Ia siguiente colada de antiguo paso de rebaños que sale a mano derecha, tomamos ahora el llamado camino de Peñacabras. Por este tramo ascendemos apenas unos 200 m. cuando nos sale a la izquierda una vereda de servicio frente a una nave de ovejas situada del otro lado del camino. Por ese vial podemos subir unos cien metros, pero allí termina, junto a un pozo de sondeo que riega todo el valle que se extiende a sus pies. Desde aquí, en dirección Noroeste, tendremos que caminar no menos de trescientos metros atravesando el sembrado hasta localizar, en la falda de las lomas de enfrente -donde termina la pinada y comienza la tierra de labor- la fuente de Peñacabras (21), una de las más rústicas y entrañables de la zona, que actualmente se halla en un lamentable estado de deterioro pese a que aún sigue viva y latente, aflorando en breves borbollones desde el débil corazón amparado por un soto de pinos y álamos.

Continuamos un kilómetro más por el mismo camino de Peñacabras que un cierto momento traza una curva de noventa grados para dejar la dirección Norte y tomar la del Este. Nosotros lo abandonamos en el primer camino que sale a mano izquierda, para seguir dirección Norte, cruzando todo el Valle de La Francesa, en paralelo a la carretera de Salamanca. Exactamente a los 900 m. desde que abandonamos el camino de Peñacabras, llegar a un pozo de sondeo, a mano izquierda, nos sale una rodera de servicio, estreche pero bien señalada, por la que llegaremos directamente tras un recorrido de 400 m. a la hermosa ladera donde brota a fuente de La Francesa (22) una puequeña pinada que crece a sus pies nos señalará el lugar inconfundible. Tenía esta fuente el encanto de lo recóndito y agreste, pero las sucesivas roturactones la han despojado de parte de ese misterio de lo escondido, sin embargo perdura el atractivo de un paraje solitario y hermoso, muy poco conocido y de gran belleza. EI hontanar tiene un gran caudal de agua, pero el deterioro de su raída estructura medieval, mudéjar, es un testigo del tiempo acribillado por la muerte; impasibles, los trigos y el silencio abrazan el derrotado aparejo de la vieja fuente que apenas se mantiene en pie.


De nuevo sobre el camino principal continuamos en dirección Norte durante 450 m. más, donde nos cruzamos con el camino de Bocarraje que viene desde Valdefinjas hasta el Valle del Guareña. Seguimos el nuevo camino por su ramal izquierdo, en pronunciado ascenso y en dirección Oeste, pero sólo durante un trecho de 700 m. hasta que nos cruzamos con elcamino de Peñacerrada (que discurre paralelo al del Valle de La Francesa que habíamos traído). Tomamos el ramal de la derecha de este nuevo camino -recuperando la dirección
Norte- y a unos trescientos metros deberemos detenernos de nuevo y seguir andandoa, donde, a unos doscientos metros del camino, encontramos los Manantiales del Tío Garpio el Judío (23), bajo la ladera de una pequeña altiplanicre que aún conserva ciertos pinos y un hermoso soto de álamos en torno a una charca utilizada corro depósito para el riego. Esta alameda es un referente seguro para orientarnos hacia el lugar. Hace años derribaron la rústica y entrañable casa del tío Carpio, que da nombre a estas fuentes, y roturaron la mayoría del entorno, pero aún permanece una parte del antiguo enigma y la belleza de este lugar. Aunque las viejas fontanas están casi completamente cubiertas por la maleza, mantienen, pese a las caries que mellan su abandono, el pálpito del agua y el reflejo lejano de las mañanas más luminosas que se cuelan entre las zarzas y los espinos.

Seguimos recto, ya sin cambiar de rumbo, por el camino de Peñacerrada (que a partir de aquí recibe el nombre de camino de Matalobas sin dejar de ser el mismo). Cruzamos primero el camino de Molendores, que está asfaltado, y así mismo vamos dejando atrás
primero el camino de Paredinas, que aparece a mano derecha, y luego el de Picorroyo, que cruza, pero seguimos aún hasta un caminejo de servicio que nos sale a mano derecha a 350 m., después de haber sobrepasado el cruce del citado camino de Piconoyo. Esta trocha nos conduce directamente, tras caminar unos 250 m., a la siguiente etapa, la fuente de Picorroyo o de Don Clemente (24), situada en lo alto de un mogote de escaso relieve. Tiene una pequeña pinada a sus pies, desde la que se domina, hacia el Este, todo el valle del Guareña y los pagos de Paredinas, al Sudeste, y de El Pisón al Nordeste. En ambos extremos se localizan respectivamente los dos molinos harineros más importantes de esta parte del término, los cuales conservan aún la antigua aceña en cuyo caz resuena el agua inútilmente rompiendo en las azudas desdentadas y en el socaz cegado por la maleza.

De nuevo en el camino de Matalobas, seguimos hacia el Norte, dejamos atrás el camino del Pisón, que se nos cruza transversalmente, y llegamos a un segundo cruce, el camino de la Fuente de la Pedorra, que ya conocemos; en este punto cambiamos de rumbo y torcemos a mano derecha para bajar hasta el molino del Pisón.

Podemos ver el molino y su entorno y frente a é1, al otro lado de la carretera de Salamanca, a unos cien metros a la izquierda del camino por el que hemos descendido y casi oculta por la espesa alameda y las zarzas del soto, encontraremos la muy antigua y original fuente de la Huerta del Pisón (25). Con la visita a esta fuente y con un último descanso a la sombra habremos concluido esta gozosa andadura por el corazón plural y soleado del término de Toro; las 25 etapas, marcadas por otras tantas fuentes, han amortizado las fatigas que jalonaron una ruta de tantos caminos, pagos, tesos, barbecheras, viñedos... sobre los que la Iuz nace cada día y rescata la hondura de una tierra herida y olvidada.

Desde este punto sólo nos queda la etapa definitiva, la del regreso a Toro, del que nos hallamos a unos siete kilómetros. El retorno más rápido sería por la carretera de Salamanca, pero tratando de evitar el asfalto y si somos verdaderos amantes del campo, haremos esta última etapa por los caminos rurales, aunque ya no nos queden nuevas fuentes que visitar en el resto de la ruta; en este caso el itinerario sería el siguiente: Regresamos por el camino de la Fuente de la Pedorra, por el que bajamos anteriormente, pero a 350 m. tomamos el primer desvío que encontramos a mano derecha; es el camino de La Portilla, y por él seguiremos en dirección Norte y en paralelo a la carretera de Salamanca por espacio de 1400 m. En este punto el camino se bifurca en dos, tomamos el ramal de la izquierda -el camino de la Cascajera- pero sólo en un trecho de 340 m.; aquí continuaremos por el primer cruce que topamos -el camino de Matalobas- por su ramal derecho, y seguiremos, de nuevo en dirección Norte, hasta su final; enseguida, tras cruzar la carretera de Salamanca, desembocamos en el camino de Villafranca que transcurre junto al Duero, camino que seguiremos hasta el Puente Nuevo para subir a Toro por la alameda del Cristo, o bien, pasando por debajo del puente, embocaremos la Bardada para subir a Toro por la Cuesta del Matadero.