CAMINOS DE LAS FUENTESRUTAS PARA CONOCER LAS VIEJAS FUENTES DEL TÉRMINO DE TORO
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Saliendo de Toro, descendemos por la Cuesta de los Pinos, o por la Cuesta del Canto y nos detenemos a 1,5 km., justamente al fin de la cuesta, en el recodo de aparcamiento que existe a mano izquierda, antes de cruzar la vía y de enfocar el Puente de Hierro. Desde aquí caminaremos por Ia senda que va paralela a la vía y a 200 m. encontraremos el letrero que nos informa de que hemos llegado a la Fuente-lavadero de San Tirso (l), restaurada hace algunos años por el grupo Adalia. Descendemos por un breve sendero escalonado hasta el mismo borde del Duero y nos encontramos -bien protegida por un soto de álamos, chopos y algunos alisos y fresnos con un raro modelo de fuente antigua que usaban las mujeres para hacer la colada. Cuenta con dos caños y con un largo pilón acondicionado en sus costados en forma de tabla de golpeo y lavado. En este breve tramo y en Ios entornos de la fuente hallamos una gran variedad de plantas y árboles (además de los enumerados, veremos rodales de ailantos junto a la vía, tarayales, y Zumaques de verde ceniciento que trepan por las laderas de Ia barranquera). | ||||
Tras esta primera etapa (que también podría ser Ia última si decidimos iniciar el recorrido desde el Camino del Cristo y finalizarlo por el acceso al costado sudoeste de la ciudad), cruzamos el puente de Hierro y seguimos la carretera de Salamanca hasta llegar a la altura de Ia planta de áridos de José Isidro; en este punto -cruce con la carretera de Alaejos (C- 112|- tomaremos a mano izquierda dirección Este. Desde que iniciamos la segunda etapa caminaremos unos 9 kms. hasta llegar a la Cañada de Magarín, que es donde comienza el verdadero recorrido- En este largo tramo de carretera, tras cruzar el Guareña, nos topamos con los restos del molino del Platero, dejamos a la izquierda La Requejada, y a la derecha el inicio del pago de Los Llanos del Guareña y el camino Ancho de Bardales por donde saldremos al final de la ruia, Continuamos por la carretera que va hacia Villafranca, bordeada de pinares y viñedos, mientras atravesamos el pago del Llano de la Silla, después de dejar atrás, a mano izquierda, la urbanización del Gelo y el camino de Timulos. Cruzamos el pago del Llano de la Silla, antes cubierto de pinadas y hoy lleno de grandes agujeros a causa de Ia abusiva extracción de áridos. Desde aquí descendemos rápidamente de nivel por la cuesta llamada La Portilla y, nada más cruzar el canal de San José, el paisaje de los secanos da paso a una extensa llanura de regadíos, entre el canal y el Duero; atravesamos los verdes pagos de La Portilla primero y del Socuello después, donde apreciamos algún bancal de chopos industriales. Cruzamos varias acequias de riego y dejamos atrás la salida del camino de Timulos. A partir de aquí, a un kilómetro y trescientos metros, debemos abandonar la carretera; encontraremos sucesivamente tres caminos que nos salen a mano derecha, el tercero de ellos, a la altura del km. 20, es el que tenemos que seguir (una alta chopera de nueva plantación, a mano izquierda, nos puede servir de referencia)" Tomamos el llamado camino de los Arenales de Bardales, que corre paralelo al costado Oeste de La Cañada Magarín, la cual iremos divisando en el llano, siempre a nuestra izquierda, durante más de tres ki[ómetros. A poco más de cien metros después de abandonar Ia carretera cruzamos de nuevo el canal de San José. Sobre él se abre un pequeño valle encajonado que marca el comienzo de la Cañada de Magarín. A partir del cruce del canal tendremos algo más de un kilómetro de cuesta, muy pendiente al principio y suavizándose luego hasta la próxima parada. A pocos metros de sobrepasar una plantación de pinos jóvenes a mano derecha y apenas comenzada una mueva pendiente muy pronunciada, nos detendremos justo donde surge un camino de servicio casi borrado, en medio de un perdido cubierto de tomillos, cantuesos, rudas, hinojos, retamas, botoneras, ajonjillas y mejoranas; un verdadero jardín sílvestre de plantas aromáticas; ese camino nos conduce directamente a la fuente de Jacinto(2) tras un agradable paseo de unos 150 m. Desde esta hermosa fuente medieval gótico- mudéjar, situada al resguardo de la loma, en un afloramiento de alta ladera y mirando hacia poniente, se coniempla todo el pago del Valle de la Fuente Jacinto que discurre a nuestros pies y es un buen lugar para reparar fuerzas, refrescarse y admirar la fuente y su entorno. En su respaldo, cubierto de zarzamoras, existe uno de los mayores vivales de conejos de todo el término (que ha minado el hontanar cegándolo parcialmente), y no es difícil encontrarse con algún zorro al acecho por las inmediaciones; al costado izquierdo de la misma nos llama la atención un espléndido y solitario ejemplar de bardaguera negra (sarx trocinerea), ya poco frecuente en nuestro término. A finales de verano, con la maduración de las moras, frecuenta el pequeño soto de la fuente gran cantidad de avecillas que acuden buscando frescor y alimento. De nuevo en el camino de los Arenales, seguimos la ruta a lo largo de 2 Km hasta que llegamos al cruce transversal con otro camino que es conocIdo con los nombres de Camino de /a Coscojosa, por venir desde esa fuente, o Camino de la Cuesta Grande e incluso Camino de Otra vez en el camino, sólo unos metros más allá, en el primer cruce y cuando comienza el ascenso hacia el pago del Llano del Gato, abandonamos de nuevo el Camino de La Fuente de La Quintana y tomamos, a mano derecha, el Camino de Magarin (o Camino del Llano del Gato), que procede también de la carretera de Alaejos y discurre por el otro costado de la cañada, paralelo al que hemos traído durante más de tres kilómetros. Una vez tomado el nuevo desvío, ascendemos una pronunciadísima cuesta que sube hacia las alturas deL pago y teso del Llano del Gato, tierras pobres dominadas hasta hace unos años por las encinas y los pinos, y hoy roturadas a matarrasa para la instalación de nuevos regadios con a apertura de pozos de sondeo (muy frecuentes en todo el valle y las zonas limÍtrofes), una Íiebre que ha despoblado de árboles toda la Cañada Magarin y sus entornos. Tras 750 m. de ascenso, ya en la cima de la amplia paramera y al llegar a un espacio de tierra desolada y baldia, volvemos a detenernos y caminamos a mano derecha por un sendero que atra,riesa el descampado que deriva en suave pendiente hacia el valle (esta parcela de erial forma parte de la masa de la fuente). A unos 150 m. encontramos la fuente Nueva de Bardales(4), de construcción o remodelación moderna (poco más de medio síglo), de ahí su nombre, muy rica en agua pero muy deteriorada por el Desde la altura de esta fuente, o descansando a la sombra de las viejas encinas que protegen el largo abrevadero, mirando hacia el Oeste, contemplamos la amplia extensión del valle de Magarín, los nuevos regadíos que proliferan por las laderas y las depresiones y que nos ofrecen la panorámica de un espacio deteriorado por la agresión antrópica. Se trata de un paisaje vulgar y monótono de cultivos, que hasta hace unos años era realmente hermoso y variado pues combinaba cereales, josas y boscaje de encinas, algunas muy viejas (restos del viejo monte de Bardales), similares a los escasos ejemplares que ciñen el cosiado de la terraza en que se asienta el abrevadero" Estos pilones siempre rebosantes tienen una singular importancia ecológica para la conservación de los anfibios, como lo evidencia la riqueza de larvas que viven en sus aguas, pues, en efecto, encontramos miles de renacuajos, particularmente de alites o sapo partero, pero también de rana común, de sapo de espuelas, de sapillo corredor e incluso de tritón jaspeado, todos ellos en una grave recesión en la comarca. De nuevo en ruta, cruzamos el Llano del Gato, damos vista a Vallemayor, (ambos a nuestra izquierda, mientras a la derecha discurre el valle de Magarín) y, tras una última etapa de ascenso, nos encontramos en un rápido y pronunciado descenso hacia el pago de Valdeciervo, a nuestra izquierda, y a los Arenales de Bardales en el valle que encontramos de frente. Al fondo, y aún muy lejano, se alza la elegante silueta del teso del Piornico (776 m.) y, algo más a la izquierda y más remoto, el de La Pederna (800 m.). Al llegar al valle. y tras dejar a mano izquierda las ruinas de la vieja Casa Joseines (referente topográflco y humano para los viejos campesinos que deambulaban por estos distantes pagos). se nos cruza otro camino transversal que corta el nuevo valle. Se trata del más largo y famoso del término, el conocido Camino Ancho de Bardales (a estas alturas también era conocido como Camino de Chaquinote); desde la fuente Nueva hasta este cruce hemos recorrido unos 1.500 m. Dejamos De vuelta al camino, seguimos en dirección Noroeste (hacia Toro) y atravesamos el corazón del pago de Bardales durante 2.750 m. A lo largo de sucesivos cambios de nivel, con algunas cuestas muy pronunciadas, contemplamos las nuevas zonas de viñedo, algunos regadíos de sondeo y, de cuando en cuando, unas manchas oscuras de centenarias encinas del antiguo monte comunal expropiado, roturado y repartido en parcelas a mediados del siglo XIX (con la Desamortización de Madoz). Aunque la fiebre roturadora de los últimos años ha reducido más aún esas manchas de boscaje, quedan suficienies árboles para hacerse una idea de los magníficos ejemplares de aquel centenar¡o bosque. Después de casi tres kilómetros de marcha. y al divisar un nuevo valle transversal y más amplio, nos detenemos para refrescarnos y admirar la elegante y amplia fuente de Las Brozas (6) que nos recibe a laderecha del camino. Se trata de una de las fuentes más hermosas del término y tal vez la más conocida data aproximadamente de principios del siglo XVI y tuvo gran importancia como abrevadero de los rebaños trashumantes. Existía en su proximidad un frondoso soto de negrillos que servia para el sesteo y el descanso del ganado, pero la grafiosis lo arrebató hace algunos años dejando desolada la campa que se abre ante la fuente. Fue restaurada por el grupo Adalia y recuperado el antiguo pilón de soberbios sillares así como el caudal que estaba a punto de extinguirse; hoy todavía es utilizada por algunos rebaños. Una enorme losa encontrada en su vestíbulo fue acondicionada como mesa para los caminantes y cazadores que se acercan a ella. A pesar del aceptable estado de esta fuente, el perímetro de la masa que la circunda se reduce alarmantemente por la ilegal invasión de los dueños colindantes. Unos 300 m más adelante dejamos el camino de Bardales (renunciamos a seguir un kilómetro más allá hasta el viejo puente romano que estuvo en su dia sobre el Guareña -hoy perdido en medio de la nada, pero próximo al nuevo camino- conocido como Puente de la Alcantarilla del Camino de Bardales; igualmente dejamos de visitar la Fuente de la Marinacia, próxima a dicho puente, pues caen a trasmano, pero el viajero con tiempo puede acercarse a echarles un vistazo) y tomamos el primer desvío que sale a mano izquierda; se trata del camino de los Contrabandistas, también llamado de los Ladrones (antiguamenie camino de la Fuente de los Villares), lleno de leyendas e historias que aún perviven en la memoria de algunos ancianos de Toro. Por él avanzamos en dirección Sur, avistando siempre a nuestra izquierda el valle de Valdelespino. Tras 1.300 m de recorrido (después de dejar alrás el camino de La Veleta o camino del Piornico) alcanzamos las proximidades del cerro que se alza a nuestra derecha dominando toda esta varga de suaves declives, donde detenemos de nuevo la
marcha y, tras cruzar unos 200 m de tierras de sembradío y barbecheras abandonadas,
llegamos a la misma falda del teso de La
Veleta (768 m), en la que se abren dos Regresamos de la caminata hasta la fuente de Los Villares y la tuda de Los Antoñuelos (más de un kilómetro entre ida y vuelta). De nuevo en el camino de los Contrabandistas llegamos hasta su término, ya muy próximo, pues Lo abandonaremos unos 300 m más adelante; aquí nos topamos con el camino de Vallenogal, que cruza transversalmente. Al fondo, hacia el Sur, divisamos los tesos de El Risco (805 m) y de La Nariz (806rn). ya en el límite de Villabuena del Puente. Ahora tomamos el citado camino de Valdenogal. por e ramal de la derecha y, tras una larga curva en dirección Noroeste (prácticamente en dirección opuesta a la que hemos seguido hasta ahora), nos cruzamos otra vez con el camtno de Valdearanda (pero más al Oeste que antes) y volvemos a dejar el de Vallenogal (o Valdenogal) para tomar, hacia la izquierda, este nuevo camino a la altura de la ruinosa casa Ganso. Desandaremos esos 200 m de retorno hasta el cruce del camino de Los Valles cuyo ramal Noroeste tomamos tras abandonar el camino de Ia fuente del Cantador que traíamos. Siguiendo por la nueva ruta, a tan sólo 700 m, tendremos que hacer otra parada porque a la izquierda, a unos 200 m del camino y en medio de una gran llanada rodeada de tierras de viñedo y bien visible desde lejos, descubrimos la fuente de los Sevillanos (11), a la que sólo puede accederse caminando por una estrecha linde a campo traviesa. Se trata de una vieja fuente mudéjar de trazado tardomedieval, una de las más elegantes del término, que actualmente sufre un grave deterioro que Ia tiene postrada en un peligroso estado de semirruina. Volvemos al camino de Los VaLles (o camino de Los Sevillanos) y seguimos adelante por un corto trayecto de escasos tresc¡entos metros, sólo hasta que tomamos el primer camino que sale a la derecha, Ilamado camino de Lebratinos por cruzar este pago. Ascendemos por él (al principio afrontamos una pindia costanilla) y vamos dejando atrás los conocidos caminos -ya los atravesamos en otros tramos- de La Veleta primero y de Bardales después, para continuar en sentido recto por espacio de 2 Km. Nos detendremos finalmente -tras rebasar una gravera abandonada a mano derecha- a la altura de una pequeña nave cercana al costado derecho del camino, frente a la que transcurre una semiborrada trocha de servicio que nos lleva, a tan sólo unos 60 m, hasta la fuente de la Malena (12), en pleno corazón del pago de la Jara. Aunque está situada cerca del camino principal, sólo es visible cuando estamos encima de ella, pues se halla al resguardo de la loma, bajo un pequeño soto de almendros y rodeada de viñedos. Es una fuente humilde, pero toda ella de piedra sillar muy bien labrada. Mantiene un pequeño caudal, sustento de una frondosa masa de zatzamotas que se alimenta en el humedal del agua evacuada de la fuente. A pocos metros de donde nos hemos detenido, a mano izquierda, sale un empinado
camino que desciende de forma abrupta poco después y que nos conduce al final del trayecto. La distancia es sólo de escasos 800 m y allí desembocamos casi de lleno en la fuente del
Camino Ancho de Bardales también llamada Fuente de la Jara ('13), una de las más conocidas por estar situada junto a la principal arteria vial del término. Se trata de una fuente completamente seca pero de gran elegancia, con alzado mudéjar de ladrillo. Tiene un entorno
de pinar muy agradable, buen sitio para un descanso antes de emprender el regreso hacia Toro.
Desde aquí seguimos en dirección
Norte el camino, atravesamos el pago de los Llanos -lugar escogido por muchos toresanos para
construir sus casas de campo- en
sucesión casi continua, hasta que,
tras cruzar el canal de San José, desembocamos de nuevo en la carretera de Alaejos (C-112) y tomamos rumbo a Toro, a seis kilómetros de distancia. |